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La incombustible Mary Decker

Santiago Segurola

Mary Decker disputará hoy la final de 1.500 con alguna posibilidad de conquistarla. No está mal para una atleta que frisa los 39 años y cuya carrera ha estado a punto de quedar varias veces aniquilada por lesiones y enfermedades. Ahora, cuando ejerce como gran dama del atletismo, apenas se recuerda que Decker fue una de las atletas más precoces de la historia. Con 17 años, antes de los Juegos Olímpicos de 1976, por establecer una medida de tiempo, Mary Decker era la mejor especialista del mediofondo estadounidense y la única atleta capaz de medirse en condiciones de igualdad con las especialistas del Este de Europa.Pero su carrera deportiva ha estado mediatizada por las lesiones y por la mala fortuna. No pudo competir en los Juegos de 1980, sufrió dos graves lesiones en el tendón de Aquiles que le apartaron durante algunas temporadas de las vistas, y cuando regresó en los Juegos de Los Ángeles 84 fue derribada por Zola Budd en la final de 3.000. Aquella escena de Mary Decker tendida en la pista, llorando por el dolor y la frustración es una de las imágenes que pasarán a la historia del deporte. Desde entonces, cada uno de sus regresos ha sido contestado por las lesiones y las enfermedades. Después de varias operaciones, recientemente ha descubierto su condición de asmática. Pero su pasión por el atletismo no decrece, a pesar de su edad y de tener que ocuparse de la educación de su hijo de 10 años.

Hace dos semanas se atrevió a lograr la mejor marca mundial del año en 1.500: 4.03 minutos. Lo hizo como en los viejos tiempos, en solitario, sin depender de la velocidad final, donde siempre ha sido vulnerable y donde será más débil en la final de hoy.

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