La estrella y la artista
En la calle del Grandioso Alcalde Olvidado, en El Viso, la gente ya está hasta aquí: por tierra y aire (y por mar si por mar consideramos las alcantarillas), los paparazzi asedian la mansión de Juanita Globo, que por su parte, recontando tras los vísillos, cada hora, el número de cámaras que montan guardia, ya no sabe qué hacer para seguir manteniéndose en el corazón de la pomada. Entretanto, en el cuarto de baño, Manuela frota.Juanita Globo hace bien en preocuparse. Después de 45semanas en las más prestigiosas listas de la pornografía .rosa, ya no le sirve seducir tenistas ni bailar agarraditos los dos con tiburones de la bolsa, ya no le vale medio vestirse en las bodas robándole a la novia el foco de los vídeos, ni exhibir enormes gafas negras en los entierros para quitarle el primer papel al muerto, y ya funciona sólo a medias llevarse a un gorila a Marbella intentando impresionar. No sólo hay cada vez más cuerpos y gorilas compitiendo a lo largo de la costa, sino que todo eso ya lo ha hecho. Para entonces Manuela ha conseguido el imposible de que las ranuras entre los azulejos de la bañera recuperen el color blanco.
Tiene pues la Globo que buscarse otra cosa. Entre otras razones porque Juanita Trapecio ha aparecido en dos portadas de esta semana dando a luz mellizos en un plató ante cinco millones de espectadores para apoyar su primer disco (esa misma noche ganó tres discos de platino, medio Grammy y cuarto y mitad de Oscar), en tanto que Juanita Luz le ha pegado un tiro en un muslo a un conductor de programas nocturnos por una pregunta impertinente que, por si acaso, no voy a reproducir. Es posible que pase unas semanas en la cárcel, pero será firmando contratos: ya le han ofrecido uno para que le escupa a un comentarista futbolero con un salivazo indesprendible, una especie de tatuaje de baba todavía no previsto en el Código Penal, y que será para el comentarista una indeleble marca de infamia. Manuela, en cambio, sí ha conseguido que los azulejos del cuarto de baño parezcan recién puestos, y que de la bañera desaparezcan todos los rastros de, diverso pelaje y brille como las bañeras de cinco estrellas. Tiene mucho mérito pues los lunes aparecen en la bañera de Juanita Globo residuos casi nucleares de abluciones, fiestas, ritos paganos que Comienzan a llamar la atención de Greenpeace.
Fiel a su nombre, a la Globo se le ocurren al fin tres, cuatro, hasta cinco ideas geniales o por lo menos resultonas mientras habla por un teléfono-lápiz de labios-pendiente con sus representantes en una conferencia múltiple vía satélite. De lo- que se trata es de rodar una película que, a la vez que alcanza al público taurino, seduzca a la franja, de mercado adolescente e incluso a la ínfantiloide sin que eso espante al público familiar, al rockero ni tampoco al intelectual, en aumento, al que impresiona el número. "El número es la verdad", dicen estos discípulos de Kant, aunque sin citarle. Y a continuación Juanita Globo discute y negocia con sus agentes las proporciones de la fórmula. Los ingredientes son los de siempre.No han terminado aún cuando Manuela alarga sus cuatro horas a 1.200 pesetas para regar el jardincillo. Es más fuerte que ella: ha planchado las camisas igual que las de su marido, ha doblado los calcetines ajustando los dibujos, ha restaurado las alfombras y ha tendido las camas como si en cada una de ellas se fuese a despertar la Bella Durmiente. Aún le quedan una casa de dos horas y un metro de una y media y, para cuando llegue a la suya, todo el mundo habrá salido ya a la calle y ella tendrá que comer de pie mientras prepara la cena y arregla su propia casa. Y la casa de Manuela, es su obra maestra. Todo el mundo queda muy impresionado con las que arregla en la ciudad, una o dos al día, pero es porque no han visto la suya. Si la vieran... entonces comprenderían al fin el alcance de su talento y ambición. Porque lo que Manuela busca limpiando eternamente no es otra cosa que la belleza. Pura, platónica, ideal, de libro. Sólo que ella no lo sabe. Lo cual refuerza sus posibilidades.
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