Ardanza cree un "error político" la negativa de Mayor a recibir a los diputados vascos
El lehendakari José Antonio Ardanza calificó ayer de "error político" y "falta de cortesía" la negativa del ministro de Interior, Jaime Mayor Oreja, a recibir a una delegación de parlamentarios vascos que pretendían explicarle el plan de acercamiento de presos vascos a cárceles de Euskadi aprobado por la Cámara. "A mí también me toca muchas veces tragar saliva con algunas visitas" recordó Ardanza. El presidente de la Comisión de Derechos Humanos, José Antonio Rubalcaba, firmará y enviará hoy cartas a los 120 presos de ETA que han cumplido las tres cuartas partes de su pena para interesarse por su situación. El martes, cuatro diputados (de HB, EE, IU y PNV, este último, el propio Rubalcaba) se reunieron en Alcalá-Meco con el recluso etarra Txikierdi. No hubo entendimiento.
Las espadas seguían ayer en alto, 24 horas después de: la entrevista de los parlamentarios vascos con uno de los portavoces de los presos de ETA, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, Txikierdi. El ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, respondía ese mismo día con un portazo a la pretensión de estos mismos parlamentarios de reunirse con él, y ayer el lehendakari, José Antonio Ardanza, y Rubalcaba le vinieron a decir que no piensan levantar el pie del acelerador. "En muchas visitas y en muchas relaciones a mí me toca tragar saliva, pero la responsabilidad exige atenderlas, te gusten o no", declaró Ardanza desautorizando la actitud de Mayor. "El ministro es una persona adulta y además con responsabilidades muy serias", concluyó, "y él sabrá por qué ha tomado la decisión. Me imagino que también habrá calculado las consecuencias que eso le pueda traer".Poco después de la advertencia del lehendakari, que matizó que él no piensa en "ninguna consecuencia concreta", Rubalcaba anunció que el portazo del ministro no va a desanimarle. Para empezar, escribirá de inmediato a los presos etarras. En medio de una manera de críticas por la visita a Txikierdi, condenado a más de 200 años de prisión, el presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco anunció que hoy mismo firmará y enviará unas 120 cartas a otros tantos reclusos de ETA que, según la documentación aportada por HB, han cumplido tres cuartas partes de su condena.
Aplicación positiva de la ley
Esa medida forma parte del acuerdo de la Comisión de Derechos Humanos del 3 de octubre, aprobado con los votos del PNV, HB, EA e IU, y la oposición de PP, PSE y UA. La comisión se comprometió a estudiar individualmente la situación de los presos que hayan cumplido la mayor parte de la pena. "Se solicita", cita el texto, "una aplicación positiva de la ley para que todos aquellos presos vascos que hayan cumplido la mayor parte de la pena y, de acuerdo con la ley, puedan ser puestos con libertad condicional, sean liberados". La entrevista de los parlamentarios vascos con Txikierdi continuó provocando ayer una oleada de reacciones. El líder socialista y ex presidente del Gobierno Felipe González dijo que se mostraba prudente a la hora de calificar el encuentro, pero aun así lo calificó de "perfectamente inútil". "Yo nunca lo hubiera hecho", declaró, y subrayó que el único que lo tiene claro en ese escenario "es Txikierdi". Más duro se mostró el presidente de la comunidad de Castilla-La Mancha, el también socialista José Bono. "Me produce bochorno, que a la llamada de un asesino convicto y confeso acudan miembros del Parlamento vasco", señaló.
En el mismo sentido hubo pronunciamientos desde el PP. Su portavoz en la Cámara vasca, Leopoldo Barreda, indicó que la entrevista "fue un fiasco, generó expectativas infundadas en la sociedad vasca, creó confusión entre los ciudadanos y situó a sus representantes políticos al borde del ridículo".
El portavoz del grupo parlamentario catalán en el Congreso, Joaquim Molins, afirmó que respeta la iniciativa del Parlamento vasco de entrevistarse con el preso etarra, pero que no aprueba estas actuaciones porque provocan "la ruptura del consenso entre las fuerzas democráticas en la lucha contra el terrorismo".
El secretario general de los socialistas vascos, Ramón Jáuregui, también se sumó a las críticas. En su opinión, la entrevista tuvo costes políticos claros: "El gesto que se tuvo fue un error, hay que calificarlo así, sin ningún tipo de matiz".
El colectivo pacifista Bakea Orain considera que "no se ha quebrado ningún principio de mocrático del Estado de derecho" y que la disposición al diálogo "es cuando menos positiva". Los pacifistas critican a quienes ven en la entrevista una cesión al chantaje" y aseguran que los miembros de la Comisión "dieron una oportunidad a la paz". "Otros deberían seguir sus pasos".
Carmelo Renobales, portavoz de la familia del abogado Cosme Delclaux, secuestrado por ETA, siguió este hilo argumental y sé mostró optimista sobre la suerte del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, rehén de los terroristas. "La entrevista tendrá efectos positivos a corto, plazo", declaró, "aunque no de inmediato".
"Sacar las cosas de quicio"
El consejero de Interior vasco, Juan María Atutxa, en declaraciones a Catalunya Ràdio, aseguró por su parte: "No hay que caer en la desmoralización y decir que todo está perdido", y aseguró que las críticas a la reunión con Txikierdi suponen "sacar las cosas de quicio". Atutxa dijo que "se puede poner al mismo nivel a ETA y a los GAL, como bandas terroristas. Algunos parlamentarios han visitado en la cárcel a elementos a los que se imputan grandes responsabilidades en la trama de los GAL". Atutxa está convencido de que Mayor Oreja acabará reuniéndose con la delegación vasca que visitó, a Txikierdi. "Lo que ocurre", precisó, les que ahora mismo no lo hace porque recibe centenares de presiones mediáticas que condicionan la decisión. Yo sí hubiera recibido a los parlamentarios". Por su parte, el director general de Instituciones Penitenciarias, Ángel Yuste, declaró que "quien haya impulsado la reunión con Txíkierdi tendrá que apechugar con los resultados". Insistió en que la política con respecto a los presos de ETA, que no quiso calificar "ni de dispersión ni de acercamiento", no va a ser modificada, ya que está definida dentro de un tratamiento individualizado, para que cada recluso "pueda evolucionar libre de las tensiones de la banda".
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