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COMPETICIONES EUROPEAS LIGA DE CAMPEONES

Combate nulo

El Atlético obtiene un buen resultado tras limitarse a defender ante el Ajax un afortunado gol de Esnáider

Santiago Segurola

El Atlético salió con un buen resultado de Amsterdam, pero Ajax no lo tiene demasiado mal porque es un equipo muy poco impresionable fuera de su estadio, aunque se verá muy penalizado por la ausencia de Kluivert, como le sucedió al Atlético en este partido con la baja de Kiko. O sea que resulta difícil pensar en las consecuencias de un partido que fue manejado exclusivamente. por el Ajax durante una hora, hasta que anuló la ventaja del Atlético, que aprovechó perfectamente la única jugada que armó en el primer tiempo. Fiel a su estilo, el Ajax se produjo de una forma metódica, con menos vuelo que en temporadas anteriores, pero con una admirable voluntad para imponer su fútbol.El primer ataque del Atlético le solucionó muchos de los problemas del partido y quizá de la eliminatoria, si no fuera porque el Ajax es alguien fuera de Amsterdam: su trayectoria en la Copa de Europa está trufada de victorias fuera de su campo, muchas de ellas en situaciones de máxima urgencia. El gol de Esnáider funcionó como flotador para el Atlético, que se sostuvo con dificultades frente al incesante ataque del Ajax, unas veces con recursos, otras sin ellos, pero siempre en plan dominante. Sólo a última hora, el encuentro se descosió lo suficiente como para pensar en otro gol de Atlético. Pero era una posibilidad tan cierta como la de cualquier otro tanto del Ajax.

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Dificultades en el Calderón

El Atlético comenzó entre dudas, sin agarrar la pelota, preso de la tensión. Era un equipo agarrotado que aguantó a duras penas la primera embestida del Ajax, sujeto a su viejo estilo, con una dosis exhaustiva de balón.

En la raíz de su juego y también en la forma, el Ajax fue igual a sí mismo, a todos los Ajax que hemos visto en las último años, pero su fútbol fue menos convincente. Es un equipo con algunos jugadores excelentes -Kluivert es un futbolista delicioso, Litmanen conoce muy bien su profesión, Ronald de Boer mantiene esa extraña cualidad para llevar el balón cosido, Babangida es un balín y en Overmars vuelve a reconocerse el extremo habilidoso y veloz anterior a su lesión, pero su fútbol tiene menos altura que en épocas recientes, probablemente porque ningún equipo del mundo puede resistir la sangría de futbolistas que ha sufrido el Ajax. Los próximos traspasos de Kluivert y Boarde, el final de la era Van Gaal, el desmantelamiento de buena parte del grupo técnico, provocan una sensación de incertidumbre que se traslada al juego. El Ajax pisa con menos firmeza, sin la autoridad casi insultante que le ha caracterizado, con un punto vulnerable que se concreta en su dificultad para ganar los partidos que merece, y éste fue uno de ellos, y para Padecer cualquier contratiempo que antes siempre parecía evitable. El gol de Esnáider, por ejemplo.

En la primera jugada del Atlético, porque antes no había conseguido enganchar dos pases seguidos, Pantic recogió la pelota en el medio campo y cruzó un pase espléndido que sirvió para medir la potencia y la velocidad de Overmars y Geli. A última hora, Geli metió el hombro y sorprendentemente batió a Overmars en la carrera. Por el otro lado, Esnáider venía solo, mal defendido. Así que todo quedaba pendiente de la precisión del centro, que fue magnífico, avisado de gol. Esnáider lo cabeceó con sencillez y cerró la jugada.

El gol le vino de perillas al Atlético, más por el valor del tanto que por cualquier otro efecto terapeútico. Sobre el corte del partido apenas tuvo incidencia. Antes y después del tanto, el Ajáx atacó con decisión, a veces sin demasiada claridad, otras con el punto afilado que le daban las incursiones de Overmars y Babangida. El Atlético jugó atrincherado, lejos siempre de su tradicional vocación de ataque. Se decidió a jugar bien atrás, o lo decidió el Ajax, que apretó con ganas. Dos o tres cosas funcionaron bien en el Atlético, especialmente en el primer tiempo: Bejbl hizo un trabajo muy profesional con Litmanen, la defensa no se rindió y tiró el fuera de juego con acierto y Molina fue Molina. El portero fue instrumental en el buen resultado que alcanzó el Atlético. Desbarató dos mano a mano -con Litmanen y Babangida- en el primer tiempo, midió siempre sus salidas, actuó con serenidad y nunca se vio sobrepasa do por la importancia del encuentro.

Pero el Atlético funcionaba mal en otros aspectos. Nunca pudo elaborar el juego, ni manejar el balón con propiedad. Ni Pantic, ni Gel¡, que se trasladó a la posición de interior derecha mediado el primer tiempo, ni Caminero, tuvieron peso en el partido. El partido lo dirigió el Ajax hasta que la fatiga pasó su factura. Sin embargo, el empujón del Ajax en el comienzo del segundo tiempo fue espectacular. El Atlético se resintió en todos los sectores y durante veinte minutos pasó un calvario. En medio de la ofensiva llegó el gol del Ajax, generado por un mal despeje de Ton¡, probablemente por la apurada situación que se vivía en la defensa.

El Ajax no cobró la pieza con el segundo gol, que pudo concretarse en un cabezazo de Kluivert. Poco a poco, el equipo holandés se resintió de su considerable esfuerzo físico y emocional para equilibrar el encuentro, que se rompió inevitablemente. Por fin pudo sacar la cabeza el Atlético, capaz de enganchar tres o cuatro contragolpes frente a la peculiar defensa del Ajax, que vive pendiente del uno contra uno. Quizá la velocidad de Biagini habría añadido un factor de inestabilidad entre los defensores holandeses, pero Biagini sólo apareció a título testimonial en el último minuto de un partido que no dice nada sobre el destino de la eliminatoria: el Atlético dispone de un buen resultado y el Ajax no lo tiene mal. Por juego y por historia, será un equipo temible en el Manzanares.

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