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Cineclassics dedica un miniciclo a Clark Gable, el rey de Hollywood

"Solamente soy un paleto de Ohio que ha tenido la suerte de estar en el sitio justo en el momento oportuno". De esta forma, se autodefinía Clark Gable (1901-1960) poco después de confirmar su título de rey, de Hollywood tras interpretar el personaje de Rhett Butler. Corría el año 1939 y el autor del más desaliñado menosprecio -"querida, me importa un bledo"- instituía para siempre la figura del seductor de corazón almohadillado y sonrisa irresistible. Cineclassics se detiene este mes de marzo en cuatro de la infinidad de películas que antes de Lo que el viento se llevó fueron calando en la imaginación de medio mundo hasta convertir a Gable en el ejemplo más depurado del star-system.

Hasta llegar al personaje que le consagrana para siempre, el actor recorrió un largo y laborioso camino que le llevó a interpretar más de 40 películas sólo en la década de los treinta. La Metro y el publicista Howard Strickland se encargaron de limar las bruscas facciones y limitada capacidad interpretativa del actor hasta convertirle en el paradigma de la masculinidad.

Después de infinidad de papeles donde alternaba la figura de duro gánster con la de seductor relamido, su primer gran papel vendría de la mano de Tierra de pasión. En ésta película, la primera del miniciclo, dirigida en 1932 por Victor Fleming, Gable, obtenía una réplica perfecta de la pareja Jean Harlow y Mary Astor. El prototipo quedaba configurado en la historia del duro-hombre-tierno atrapado entre el amor de dos mujeres. Veinte años después, John Ford se encargaría de hacer el remake Mogambo. Todo el reparto cambió y se incorporaron Ava Gadner y Grace Kelly. Solo Clark Gable era insustituible.

Pero habría que esperar a 1934 para descubrir su poder de seducción. La Metro castigó al actor y le obligó a hacer una comedia junto Frank Capra para Columbia. La película que se titulaba Sucedió una noche le dio su único Oscar y arruinó el negocio de camisetas. Su aparición con el torso desnudo cambió los hábitos de toda una nación que ya consideraba al actor parte de la familia.

La película policíaca El enemigo público número uno (W.S. Van Dyke, 1934), el filme de aventuras Mares de China (Tay Garmett, 1935) y el drama-biográfico Parnell (John M. Sthal, 1937), las otras tres películas que se podrán ver, fueron lugares de paso antes de conseguir enamorar a Scarlett O'Hara (Vivien Leigh) y, de paso, a media humanidad. En las más de treinta películas que todavía añadiría a su filmografia después de Lo que el viento se llevó, hasta su última y genial aparición en Vidas rebeldes junto a Marilyn Monroe y Montgomery Clift (John Huston, 1961), no conoció declive alguno. Ni la depresión que le produjo la muerte de la que en 1942 era su mujer, Carole Lombard, ni el abandono de la Metro en 1954 consiguieron apagar la llama y encanto del rey. Un monarca que no pudo ver los diálogos que improvisó con Monroe en la película de Huston porque murió antes por culpa de un infarto.

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