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Reportaje:

Las otras tácticas de Bilardo en el Sevilla

Decir que Carlos Salvador Bilardo, entrenador del Sevilla, ha vuelto a sentarse en el banquillo del Sánchez Pizjuán es una verdad a medias. Tras lo visto el sábado ante el Tenerife, el técnico no va a permanecer mucho tiempo quieto.Todo se debe a la campaña que ha iniciado para evitar que su equipo vaya a Segunda. El técnico argentino vive cada partido con gran intensidad.

Bilardo salió impecablemente vestido -traje oscuro, camisa blanca, corbata a rayas- y sin importarle la sal que estaba regada por todo el banquillo, exhibió una compostura de diplomático mientras decenas de cámaras le enfocaban. Esa imagen sólo duró unos segundos. Antes de que se iniciara el partido, Bilardo se levantó, gritó, gesticuló, puso la tribuna a favor de su equipo, entró al terreno de juego cuantas veces quiso y protagonizó un verdadero duelo con el cuarto árbitro, Pérez Badía, que al final, confesó: "Deseaba que el partido se acabara".

Ayer, antes de viajar a Santiago donde hoy (21.30, Antena 3) jugará ante el Compostela en partido de Liga, aclaró su comportamiento: "Un técnico que no grita puede explotar por algún lado. Ha habido muertes en los banquillos por la presión". Pero, Bilardo justificó: "Los árbitros saben que no me meto con nadie". Aunque acepta que en ocasiones se "extralimita" como sucedió el sábado y le muestren una tarjeta amarilla.

En el segundo gol, entró al terreno de juego para recibir a Prosinecki que venía gritándolo con los brazos en alto. "Vete a celebrarlo allí", le ordenó Bilardo. Así formó dos grupos distintos de jugadores que cantaba el gol en el césped del Sánchez Pizjuán. ¿Para qué? Sólo él lo sabe. Entonces, el cuarto árbitro, Pérez Badía, llegó por enésima vez a decirle que se fuera al banquillo. Bilardo corrió hasta allí, tomó una botella de agua y rápidamente, mostrándosela al juez, piso el campo. Así habló con Jiménez mientras que Pérez Badía no sabía qué hacer.

Ante el Tenerife, Bilardo mostró algunos trazos de lo que será su obra en el Sevilla. "Todos tienen que estar metidos en el partido al cien por cien". Es decir, jugadores, aficionados y, por supuesto, él. Los ejemplos brillaron esa noche. Hizo cambiar a Tsartas pese a que el Sevilla ya había hecho los tres cambios. ¿Para qué?, se le preguntó ayer: "Porque los que están dentro del terreno de juego no llevan la cuenta de los cambios. Cuando miran a la banda y ven que uno se está cambiando, cada uno piensa me van a sacar a mí y así corren más".

Naturalmente, que con Bilardo como entrenador los informadores gráficos tienen más trabajo, hecho que él piensa contrarrestar con una estrategia que ya tiene diseñada porque "la cámara mata". Así que invitó a los patrocinadores que quieran anunciarse a que lo busquen. "A ver si hago una firma que me auspicie y me pongo como los que corren en automovilismo". El dinero que recaude lo donará. "No se puede estar con la cámara al lado, pero como quieren estar -y lo entiendo porque trabajé [en la prensa]- cada vez más cerca, se contrarresta poniendo sponsor".

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