Los motivos de Jordan
La estrella de la NBA se fabrica enemigos y retos imaginarios para mantener su motivación
, Hace pocos días, el alero del Real Madrid, Ismael Santos se preguntaba cómo podía Michael Jordan motivarse para salir cada noche dispuesto a ser siempre el mejor; listo para soportar la presión; preparado para ganar partidos, éI solo, cuando el resto de su equipo desaparece. La respuesta es clara: utiliza cualquier cosa, cualquier detalle para motivarse. Y, muchas veces, retuerce la verdad para conseguir ese fuego necesario para salir a la cancha con los ojos inyectados. Algunas veces no retuerce la verdad. Simplemente miente: llega a fabricar enemigos y retos imaginarios.George Karl lo sabe bien. Hace pocos días lo experimentó en sus propias carnes. George no es precisamente alguien con mucha mano izquierda para hacer declaraciones. Pero en el reciente partido entre Seattle y Chicago, reedición del campeonato del curso pasado, George Karl apareció ante los ojos de muchos comentaristas y observadores como un cretino que criticó e insultó Jordan. Y esos insultos motivaron a Jordan hasta el punto de provocar una actuación devastadora de Michael. Esta vez el supuesto "insulto" fueron unas declaraciones de Karl al cotidiano USA Today en las que el técnico de los Sonics decía que "Jordan anota, esta temporada, muchos más puntos desde el perímetro". Karl añadió que "Michael parece más interesado en protegerse".
¿Son esas declaraciones insultantes? Sólo si uno las retuerce mucho. Karl no estaba sugiriendo que Jordan tiene miedo o que se le ha obligado a cambiar su juego. Pero Jordan encontró el punto negativo.
"Los entrenadores hablan ahora más que los jugadores", declaró Jordan 90 minutos antes del partido frente a Seattle. "Estos técnicos utilizan las cosas que hago en el campo como motivación para sus jugadores. Van Gundy (entrenador de los Knicks) ha utilizado esta absurda estrategia de juego mental. O George Karl, que dice que me tomo las cosas con calma, que tengo miedo de ir hacia adentro. Creo que los entrenadores tratan de penetrar en mi mente". "No me importa lo que diga Karl", continuó Jordan, "es cierto que estoy tirando más desde fuera de la zona. Pero es lo que las defensas me permiten hacer".
Así es la personalidad peculiar de Michael Jordan. Llega a estar de acuerdo con las líneas básicas del pensamiento de Karl, pero toma esas declaraciones como un reto a su valor personal y a su fuerza mental. Convencido de haber sido insultado, Jordan salió al campo anotó todo lo que le llegó a las manos, destrozando a los Sonics y siendo instrumental en la victoria de los Bulls.
Jordan se reivindicó de nuevo. Se vengó de los insultos de Karl: falso. Jordan conoce bien a George. Ambos vienen de la Universidad de Carolina del Norte. Karl utiliza menos que nadie el dos contra uno cuando los Sonics se enfrentan a los Bulls y Karl siempre ha sido respetuoso con Jordan. Los chicos de Carolina siempre se respetan entre ellos.
Ésta fue otra fantasía de Jordan. Como cuando el entonces base de los Washington Bullets, LaBradford Smith, supuestamente, se rió en su cara dirigiéndose a él con un "buen partido, Michael", después de anotar 37 puntos contra los Bulls en un encuentro de Liga Regular. Dos noches más tarde, se jugó otro partido entre Chicago y Washington. Un supuestamente furioso Jordan anotó 36 puntos en la primera parte contra un impotente Smith. Jordan se tomaba revancha por el insulto.
Pero era mentira. Smith, hoy jugador del León Caja España, nunca dijo aquello. Años más tarde Jordan reconoció en una entrevista con Bryan Burwell del diario USA Today, que había fabricado la historia.
Así es Michael Jordan. Cualquier motivación, cualquier detalle mínimo entra en su increíble sistema mental competitivo, donde recicla las palabras y las convierte en una fuerza mental y atlética sin parangón posible. Como es, quizá, el atleta más grande de todos los tiempos, es capaz de producir actuaciones prodigiosas. Como los 51 puntos contra los Knicks de Van Gundy. Y los 45 contra los Sonics de Karl. La mayoría de ellos conseguidos en lanzamientos exteriores, por cierto.
El más grande
Jordan va a cumplir 34 años. Ha sido capaz de derribar el imperio de los Pistons de principios de esta década; ha sobrepasado a Larry Bird; ha durado en la Liga más tiempo que Magic Johnson, ha conquistado todos los títulos imaginables, ha conseguido cuatro títulos, superando las críticas sobre su ludopatía, ha destruido la memoria de aquel Jordan dubitativo.
De modo que necesita retos para esas noches de rutina, para esos encuentros frente a escuadras mediocres. Y, por supuesto, para los grandes choques. Así que Santos tiene la respuesta a sus preguntas. Jordan utilizará cualquier cosa, cualquier detalle mínimo para alcanzar el nivel de excelencia y deslumbrar al mundo.
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