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Reportaje:

La zarzuela, entra en el Círculo

El centro de Bellas Artes acoge el género chico por primera vez en su historia

Jamás en los casi doscientos años de historia del Círculo de Bellas Artes el llamado género chico había pisado sus escenarios, que siempre han tenido una vocación modernista y de vanguardia y la intención de ofrecer arte, en cualquiera de sus formas, que fuera difícil de encontrar por otros lares.La recién remodelada sala Fernando de Rojas, que ha estado cerrada por más de seis años, rompió ayer esa tradición centenaria con la representación de Tres sainetes picarescos, de Francisco Asenjo Barbieri. No hay contradicción en este nuevo gesto, según afirma César Antonio Molina, director del Círculo desde hace aproximadamente un año, "porque se trata de buscar la esencia más literaria y culta de la zarzuela, un género muy español, muy nuestro". "El Círculo se tiene que adaptar a todas las épocas, mostrar vanguardia y a la vez recuperar tradiciones, estar entre muchas aguas".

No tuvo, por el momento, mucho éxito de público esta nueva propuesta. Apenas cien aficionados ocuparon butaca (de las 400 de que dispone el teatro) en esta primera representación, aunque salieron satisfechos, a juzgar por el batir de palmas. Y las risas, porque no en vano se trata de sainetes picantes y picarescos de los que ofrecen a un tiempo humor blanco y pullas negras de crítica social: recios hombres atormentados por las tentaciones eróticas y reprimidos por las recias- costumbres de la época en El hombre es débil, la primera de las piezas. Profesionales del rebusque y el timo callejero en Los dos ciegos, donde se cantan las andanzas del arquetipo de impostor: el invidente que no tiene mutilada ni la vista ni el ingenio.

O comedia de situación y lío de faldas en El niño, donde un buscador de dotes y braguetazos se transforma en un apurado niño con bigote. Todo ello salpicado con seguidillas, tanguillos, polcas o habaneras según el entender lírico del pasado siglo, momento en que fueron compuestas esas músicas.

Uno de los temas, la habanera Te llevaré a Puerto Rico, fue celebérrima en la época a pesar del olvido en que cayó el sainete que la incluía. La cantaban hasta los loros, según dice Francisco Matilla, director de escena, quien cuenta que su tatarabuelo enseñó a canturrear a uno de estos pájaros.

Son obras recuperadas y representadas por la compañía Opera Cómica de Madrid, que desde hace diez años corresponde a su nombre rompiendo "la habitual monotonía de nuestra programación lírica", como señala el texto promocional de su trabajo.

Y han querido hacerlo con rigor histórico: acompañando las representaciones con una orquesta de cámara de seis músicos, del modo en que se hacía por aquel entonces.

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Tres sainetes picarescos. Hasta el 2 de febrero en el Círculo de Bellas Artes (Marqués de Casa Riera, 2). A las 19.30. Entrada: 1.500 pesetas.

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