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Entrevista:

"Lo que el teatro madrileño necesita es airear las sabanas

Nacía oficialmente La Cubana allá por el ochenta sin la menor intención de hacer profesional una afición, pero tuvieron que rendirse a la evidencia de que la cosa funcionaba. El 25 de enero de 1996 llegaban a Madrid con Cegada de amor y la intención de pasar un invierno en la Gran Vía. Otro feliz error de cálculo les ha mantenido las cuatro estaciones en cartel. Tras apuntarse 253.383 espectadores y mucho puente aéreo, el grupo catalán que fundó y dirige Jordi Milán (Sitges, Barcelona, 1951) no podía hacer menos que vestirse de chulapos y despedirse con un Adiós, igracias, Madrid! La heroína Eltrellita Verdiales, confiaba en hacer realidad su último deseo: sustituir con su ingenua carita de muñeca el pétreo rostro de la diosa Cibeles.Pregunta. ¿Son ustedes el grupo más rentable de cuantos catalanes visitan esta ciudad?

Respuesta. No sé cómo estarán las arcas de los otros. Las nuestras... bueno, las nuestras ahora están muy bien. Pero el éxito es efímero y el teatro muy inseguro. Lo de Madrid ha sido muy curioso. Después de un año, nos vamos con el teatro lleno. Un crimen.

P. ¿Y por qué no se quedan?

R. Porque entre la preparación y las funciones Cegada de amor ha cumplido cinco años. Queremos hacer gira y luego nos apetece cambiar de espectáculo.P. ¿Cuál ha sido en Madrid el secreto de su éxito?

R. Madrid es una ciudad muy aficionada al teatro, aunque el espectador está perdiendo la costumbre, el rito de acudir. Yo' creo que los madrileños están ávidos de novedades, porque en cuanto les das cualquier cosa diferente y divertida, mira cómo reaccionan. No es que los catalanes seamos los más guapos ni los más listos.

P. ¿Ha rastreado usted la cartelera madrileña?

R. Sí, especialmente durante los seis primeros meses. He visto cosas corno El misántropo o los montajes del Centro Dramático Nacional, y tengo que insistir: falta originalidad. El teatro madrileño tiene que airear las sábanas porque este público tiene muchas ganas de jugar.

P. Por lo demás, ¿cómo han pasado el año?

R. Encantados. Madrid es una ciudad bien conocida por toda la compañía. Si les preguntas, seguramente te dirán que les da mucha pena marcharse, aunque siempre apetece cambiar. Personalmente noto el encanto del Madrid de siempre, que es mucho, pero encuentro la ciudad más sucia, más dejada y, sobre todo, muy crispada. Antes, venir a Madrid era un desahogo. Ahora estresa como las demás ciudades. Confío en que se trate de una racha.

Cegada de amor. Teatro Lope de Vega (Gran Vía, 57, metro Callao). última representación, el domingo 12.

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