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La Federación Internacional quiere acabar con las niñas gimnastas y subir la edad mínima

La batalla contra las niñas gimnastas entra en su recta final: el nuevo presidente de la Federación Internacional de Gimnasia (FIG), el italiano Bruno Grandi, propondrá subir la edad mínima para competir a los 18 años [actualmente está en 16]. El máximo organismo de este deporte quiere acabar con los tremendos riesgos de lesiones y sufrimientos esclavistas que supone alcanzar la élite a edades tan tempranas. El Comité Olímpico Internacional había sugerido hace ya tiempo a la FIG cambios en este sentido, así como una dulcificación en las dificultades de los ejercicios.

El italiano Bruno Grandi, nuevo presidente de la FIG tras una polémica elección en Atlanta, quiere que, para los Juegos del 2004, cuya sede se decidirá este año y a la que aún aspira Sevilla, la edad mínima de las participantes en las competiciones absolutas de élite, tanto en la gimnasia artística como en la rítmica, sea de 18 años. Hasta ahora era de 16, aunque hasta 1995 incluso estaba reducida a 15.Se perderá flexibilidad, pero se ganará en estética y, sobre todo, en ética. Aunque Nadia Comaneci encantó a los 14 años cuando terminó de irrumpir en la gran escena internacional en los Juegos Olímpicos de Montreal 76, pronto se supo que las niñas gimnastas sólo eran muñecas fabricadas que presentaban tremendas secuelas físicas y psicológicas. Habían quedado atrás estrellas como Vera Caslavska o Ludinila Turitcheva, las últimas bellezas que habían asombrado por su técnica, desplazadas por la gracilidad o la capacidad de explosión de unas contrincantes que llegaban al estrellato cuando eran sólo unas niñas, con cuerpos infantiles. Después, cuando la gimnasia rítmica fue incorporándose al gran mundo del deporte, sucedió lo mismo: el precio no era tanto el riesgo de lesiones de la modalidad artística como el de los suplicios de la delgadez y sus consecuencias, la anorexia. España conoció estos casos, y sus secuelas, en su reciente ingreso en la élite: tras la medalla de oro en Atlanta se denunciaron los casos de María Pardo y otras gimnastas del equipo nacional, que han provocado preguntas parlamentarias.

Grandi, presidente de la FIG es un astuto dirigente que llegó a la presidencia en medio de una gran polémica en las elecciones celebradas pocos días antes de los pasados Juegos Olímpicos. El anterior presidente, el ruso Yuri Titov -ex rival en los tiempos de Joaquín Blume-, le acusó de haber pagado los viajes de asambleístas de los países del Tercer Mundo para ganarse su voto.

Sin embargo, personalidades controvertidas aparte, Grandi fue ya un abanderado en suavizar el boom de las niñas gimnastas antes de ser presidente. Era algo que a su predecesor, Titov, no le interesaba, conocedor de la rentabilidad de las niñas gimnastas en los países del antiguo bloque del Este europeo. Grandi fue promotor de la última subida del límite de edad y ahora, con el poder total en sus manos, quiere dar el salto definitivo.

Tiene previsto que se aborde el problema en la próxima asamblea de la FIG que se celebrará el mes de julio en Berlín. La idea es llegar a un consenso médico-científico y, al parecer, subir los límites de edad progresivamente a los países con mejor nivel para que tampoco sea un perjuicio brusco en los métodos. Por ejemplo, se podría mantener dos o tres temporadas los 16 años como tope legal, subir las dos siguientes a 17 y llegar al 2004 a los 18. Pero, en algunos países, por nivel o porque sus mujeres no se forman como tales hasta más edad, incluso podría implantarse los 18 sin más.

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