PALIZAS DE MUJER
Más de 10 años ha durado el infierno en el hogar del abogado lausanés Bernard. Su esposa, Ana, se sienta estos días ante la justicia para responder de las palizas que propinaba durante horas, "hasta que le salía espuma por la boca" y con cualquier objeto al alcance de su mano, a su marido y a su hijo. Si en el caso del segundo, que hoy tiene 24 años, la acusada niega los hechos que se le imputan, dice que a su marido le gustaba que le pegasen. Desprendimiento de retina, rotura de tímpano y de nariz y decenas de cicatrices en la cara, piernas y glúteos son algunas de las marcas dejadas por su delicada esposa, a quien le irritaba, según Bernard, que no tuviera mucho éxito profesional y le reprochaba una pretendida homosexualidad. En castigo, le hacía redactar hasta 300 veces una confesión en la que admitía sus culpas con sumisión benedictina. El abogado Bernard está tramitando el divorcio, pero fue su familia la que tuvo la iniciativa de denunciar los hechos.-
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