Fútbol en vez de fusiles
¡Corre, Chinito, corre!". Alentado por los gritos de la teniente Victoria, el delantero de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (camiseta blanca) se acerca peligrosamente a la portería del equipo de la Pastoral (verdinegro). Pasa al compañero. Monseñor Alvaro Ramizzini, número 7 e incipiente barriga, intercepta el balón y de un limpio cabezazo despeja el área. Un sector de público, encabezado por tres monjas arreboladas, aplaude a rabiar al obispo de San Marcos.El sindicato de empleados públicos es el gran derrotado en el campeonato de San Pedro Sacatepéquez. La misión de la ONU (Minugua) ha cedido su puesto en la final a la URNG. "El partido es de ellos. Nosotros estábamos de bulto", dice sonriente Isidro Turrión, un capitán de la Guardia Civil de Ibiza destinado como observador policial de derechos humanos.
En los últimos meses la guerrilla ha roto su conocido hermetismo para acercarse a las poblaciones. El Frente Ixmatá ha emprendido muy en serio su nuevo activismo social, con el apoyo de las autoridades municipales y militares de la zona. "La gente creía que éramos extranjeros", cuenta Héctor asombrado.
El obispo Ramazzini, que tiene la desgracia de que las misas y las ligas de fútbol le coinciden en domingo, se sale con la suya. 8-6, victoria por penaltis. Pero el equipo ganador cede el trofeo a los guerrilleros. "Que este partido sea un signo de los nuevos tiempos de justicia y fraternidad en Guatemala", dice.
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