'Fotogramas'
Se cumplen estos días los 50 años de la publicación del primer número de la revista Fotogramas. Se dice pronto. Hubo fiesta el pasado lunes en Barcelona, la ciudad cuna desde la que la publicación viene emanando su cinefilia, y la habrá el lunes próximo en Madrid, indiscutible meca de nuestro glamour cinematográfico, conseguido -como el milagro de hacer películas- a tantas trancas y barrancas. Felicidades, pues, para Fotogramas y su capitana insigne, Elisenda Nadal, que siendo una cría compartió el timón con su padre, el añorado Antonio Nadal-Rodó, y desde hace muchos años lo hace sola, sin otra orientación que su indiscutible olfato.Me consta que muchos seguidores de esta columna pertenecen a la añeja. cepa de cinéfilos / progres a quienes Fotogramas proporcionó, primero, cancha para desarrollar su amor al cine y, después -de mediados de los sesenta hasta el umbral de la transición-, una ventana por la que se colaba el aire fresco de las novedades exteriores. Fenómenos como la gauche divine o la escuela de Barcelona, que hoy pueden parecernos ingenuos, pero que nos dieron tanta vida, no habrían sido posibles sin el instinto siempre adelantado para su época de Elisenda, la primera mujer con minifalda que yo vi en mi vida por aquellos años, una especie de Julie Christie peleona y tenaz.
También muchos de quienes escribimos hoy tuvimos la oportunidad de expresarnos tal como éramos gracias a la visión de la pequeña aunque sólo en estatura Nadal. Rosa Montero, Sol Alameda, Terenci Moix, Vicente Molina Foix, entre otros. Me parece justo brindar con lo que sea por este cincuentenario. Hemos envejecido juntos, acompañados de un modo u otro por el cálido perfume de la cinefilia fotogramera.
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