Los 'Albertos' hicieron la fontanería
El Madrid remontó 19 tantos ante el Unicaja y sigue líder destacado
El término ya está acuñado: el Madrid de los Albertos. Tiene connotaciones pelotazo-empresariales y tiene algo de cuñadismo mal entendido en la recámara. Realmente, no tiene nada que ver con todo ello: el Madrid de los Albertos es el Madrid de Alberto Angulo y Alberto Herreros, dos novedades en el plantel, dos jugadores resolutivos y dos españoles por más señas. Es decir, es otra cosa. Todas las crónicas coincidirán en este punto: de acuerdo, estuvo Bodiroga, la estrella yugoslava del equipo, que hizo una buena segunda parte. Pero el trabajo sucio, la fontanería del partido, estuvo en las manos de los Albertos.El boquete era impresionante, o así lo parecía. Al minuto 10 de partido, el Unicaja se instalaba en el marcador con una diferencia que apuntaba al escándalo: 6-25. Cierto es que quedaba mucho tiempo por delante, pero cierto también que el Unicaja no parecía el tipo de rival apropiado para darle más ventajas de la cuenta.
El Madrid había realizado la típica salida indolente, propia de quien se siente ganador sobre el papel. La diferencia de plantilla era abrumadora, como lo viene siendo a lo largo de toda la temporada. Obradovic tiene tanto donde escoger que, sin quererlo, se ha buscado un gran problema: con este equipo está obligado a ganar siempre... y no de cualquier manera. Obradovic no puede permitirse ningún lujo dialéctico. No puede decir, como su colega Capello, "esto es lo que hay". Lo que hay es demasiado.
Y de entre todo lo que hay están los Albertos, que le dieron al Madrid lo que necesitaba: dos hombres que manejan bien el tiro exterior, que se mueven sin complejos en el uno contra uno y que entran a canasta con gran decisión. Puestos en comandita cambiaron el ritmo del partido. Su trabajo terminó en los primeros minutos de la reanudación: al descanso se había llegado con un igualado 35-38 y ellos se encargaron, triple por triple, de colocar al Madrid por delante y en el camino adecuado. Por entonces, la ventaja reboteadora del Unicaja había menguado y el Madrid disfrutaba del contraataque. Con 43-41 pudo entrar en cancha Bodiroga y hacer el resto. Lo suyo fue más trabajo de artesanía que de fontanería.
El Unicaja llegó al momento de definición sin demasiados argumentos a favor. Jugaba algo lento, trataba de actuar ordenadamente, pero el Madrid tendía a escapársele de entre las manos. El partido había dado un vuelco: independientemente de las tácticas en juego, daba la sensación de que lo que para uno era fácil, para el otro estaba siendo cada vez más complicado. El marcador no reflejaba la diferencia real y Bodiroga estaba dispuesto a terminar en una exhibición lo que había comenzado como un desastre.
Cierto es que, a falta de dos minutos, el Unicaja se situó al alcance (70-66, con tiempo muerto de Obradovic), pero la amenaza se difuminó en unos segundos: un parcial de 6-0 dio por concluido el encuentro. Para entonces, el Madrid se bastaba; ya no necesitaba fontaneros: los Albertos habían arreglado las cañerías. Los Albertos eran hombres decisivos en sus equipos de origen. Por buscar connotaciones, digamos que el Madrid ha dado un pelotazo con su fichaje.
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