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Tribuna
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El otro combate de Gil y Caneda

El mundo entero les vio un día boxear torpemente, sin que se les cayera el "hijo puta" de la boca. Poco después firmaron la paz y se embarcaron en una curiosa aventura, la de comprobar quién descubre el mejor insulto, el más dañino, el más soez. Caneda inició el concurso tildando a algunos de sus jugadores de subnormales; Gil llamó epiléptico a Mijatovic; se suavizó el mandamás gallego considerando que Vázquez, su técnico, era un listillo. Y hurgó Gil en su particular diccionario para llamar boixo a un ministro, enano a Núñez, verduleras a quienes estuvieron en el palco del Camp Nou y gilipollas a quien quedara indemne. Lo tenía complicado Caneda para llegar a ese nivel. Pero llegó: "Fernando Santos es un bicho y un puto imbécil", bramó cuando se le comentó quer el actual técnico del Celta había dicho que el Compos aún le debía dinero. Aquél sucedáneo de combate de boxeo debió hacer mella.Santos y Vázquez, ni agua.Pero en el derby gallego no sólo habló, es un decir, Caneda. Porque ocurre que Santos y Vázquez eran, en tiempos remotos, buenos amigos. Y en aquellos días reposa esa amistad, pese a que haya ciertos detalles que les asemejan. Ambos salieron de la nada y ambos se hicieron grandes en Santiago. Ayer se enfrentaron. Santos, al frente del Celta y Vázquez del Compostela. Los dos Fernandos, los dos gallegos. Enemigos para siempre. Esta vez ganó Vázquez. Se miraron en algún momento de reojo, pero ni se acercaron. Alguien quiso que se dieran la mano. Fracasó. Vázquez explicó el porqué: "No tengo ni una razón para darle la mano".

Ziganda 99 o 98. Los números le señalan como el cuarto jugador español en activo más goleador de nuestra Liga. Cuco Ziganda hizo ayer su gol número 99, a uno sólo del que le colocaría en el club de los 100, el de los más ilustres. Más tantos que él sólo han logrado Bakero (137), Salinas (135) y el valencianista Fernando (107).

Y curioso resulta que sea el propio Ziganda quien niegue su estadística. Según él, uno de los goles que marcó el año pasado "me lo regaló el árbitro. Yo no lo marqué. Así que sólo llevo 98".

Carpintería Gudeli. Hay quien no quiere a Vlado Gudelj en Vigo, quien no se deja embaucar por la estadística, esa que certifica que el bosnio ha marcado 54 goles desde que llegó al Celta. Ayer aparecieron unas octavillas en Balaídos, con anónimo remitente, que rezaban así: "Carpintería Vlado Gudelj, armarios de todo tipo". El caso es que el hombre sigue a lo suyo, vendiendo goles, que no madera. Ayer encontró otro cliente en el Compostela.

El Hércules, a oscuras. La culpa la tuvo, esta vez, la luminotecnia. Porque la noche caía sobre el Rico Pérez y allí no había bombilla que se encendiera. Tardó en hacerse la luz en el estadio del Hércules y algunos espectadores encontraron nuevos motivos para gritar aquello de "Aniceto pesetero". Solucionado el problema, apareció otro. Eléctrico también. Estaban los 22 jugadores sobre el césped, junto al árbitro y compañía, y el de la megafonía que no se callaba. La publicidad no perdona, y el hombre seguía allí, con sus tiendas y sus ofertas. Dos minutos tardó en llegar el silencio y en ponerse el balón en juego.

Guardiola, el gran capitán. ''Sé que me voy a meter donde nadie me llama, pero no entiendo que Guardiola no sea el capitán del Barça". Radomir Antic se metió donde nadie le llamaba. Pero acertó de pleno. Sólo hizo falta ver a Guardiola el sábado sobre el césped del Camp Nou. Vivió el partido como nadie, empujando al árbitro, llorando, riendo, sintiendo cada instante, muriéndose en el empeño. Y jugando, y de qué manera, al fútbol. Pero el capitán del Barcelona se sigue llamando Popescu, aunque a Guardiola nunca le hubiera birlado Stoichkov un penalti. Eso seguro.

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