Unos sorbos de sensatez

El planeta tiende a secarse. Seguramente entendemos mal que la totalidad de la Tierra necesita beber y menos aún que hasta el agua tiene sed. Pero es que el líquido vida está siendo despilfarrado, quemado, envenenado y depreciado hasta cotas preocupantes, como demuestra El agua en peligro, el programa de hoy deLa noche temática de Arte (La 2, 22.15). La aridez avanza cada día como una mancha de aceite sobre más de una cuarta parte de los continentes. El desierto incluso ha conquistado una cabeza de playa en Europa: el sureste español.

El agua, con sus latidos y sus latigazos, con sus excesos y escaseces, con su inexorable necesidad y sus actuales desbocadas epidemias, está decantándose como uno de los desafíos de mayor calado para el conjunto de la humanidad. Se dan por seguras guerras por el agua. No menos su espectacular aumento de precio. Se nos recuerda, por ejemplo, que un litro de agua puede valer 10.000 veces más, consumida en la terraza de una cafetería, que en un borboteante manantial. Y hasta se nos amenaza a todos con su completa privatización. Es oportuno, pues, que La noche temática se sumerja hoy, con una plural y atractiva oferta, en uno de los problemas más conflictivos y de mayor actualidad.

Aunque el año en curso ha supuesto una tregua, y el consabido aparcamiento de la toma de medidas, en pocos lugares del planeta se están comprobando con mayor contundencia las secuelas de una pésima planificación y gestión del agua como en España. De hecho, ya estamos de nuevo a merced de una clara tacañería de las nubes. Recordar los dramáticos perfiles de la sequía de buena parte de las Españas es una de las propuestas de la velada televisiva, pero las reflexiones de los seis documentales que acompañan a la buena película de esta noche permiten vislumbrar un panorama casi completo sobre el casi universal problema del agua. Cuando el río crece, de Mark Rydell, candidata a tres oscars, versa sobre la rebelión de un río y la sumisión de las clases rurales a las leyes del sistema bancario. En realidad, demuestra que lo realmente peligroso es el desbordamiento de la codicia. Y sobre todo que cabe dar respuestas diferentes a lo inexorable. De los documentales destaca el alemán El cambio: hacia una nueva política del agua, que evidencia la posibilidad de sustanciales ahorros en el consumo del elemento vital en países como el coloso económico dé Europa. Alemania ha cambiado su gestión del agua a pesar de disponer de cuantiosos recursos. Impresiona que en España, donde inventamos los mejores aljibes del planeta, se haya edificado la más larga ciudad del mundo, la que tapiza el litoral mediterráneo, sin un solo sistema de autoabastecimiento. Mientras en Francfort, con uno de los aeropuertos de mayor tráfico del planeta, se recoge en su subsuelo el agua de lluvia que le permite ser por completo autosuficiente. Es más, la capital económica de Europa ha conseguido, tras drásticas campañas publicitarias, ahorrar un 20% de su consumo de agua y aspira a reducirlo un 30% más.