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¿Qué hay de nuevo, viejo?

TVE-1 recupera a Bugs Bunny para las mañanas del domingo

Televisión Española recupera hoy (10.50 en La Primera) al mítico conejo de la suerte. En el universo animado de la Warner Brothers, un mundo repleto de pelmazos, neuróticos y psicópatas, Bugs Bunny y su eterno latiguillo ¿Qué hay de nuevo, viejo? destaca por su cordura y por un fatalismo militante que le lleva a aceptar la realidad tal como es y a tratar de sacar de ella el mayor partido posible. Si se le compara con sus compañeros de aventuras se puede ver cómo Bugs se impone a ellos por su sensatez y su capacidad de mimetizarse con el entorno, siempre en su beneficio.Daffy, respuesta mezquina al pato Donald, es un histérico capaz de crear mal ambiente en una reunión de monjas de clausura. El gallo Claudio es, sencillamente, un charlatán atorrante y pesado que, además, sufre crisis violentas que le llevan a apalizar a un perro vecino totalmente inofensivo. El gato Silvestre es un perdedor vocacional que insiste en echar su vida a los cerdos persiguiendo sin cesar a un pajarillo cursilón que siempre se descabulle. El Coyote se dedica a acosar, con tanta saña como torpeza, a- e se Correcaminos que siempre se las apaña para sepultarle bajo una lluvia de piedras o conseguir que un camión de varias toneladas le pase por encima...Entre todos estos desgraciados, Bugs Bunny brilla con luz propia. Y lo consigue sin grandes aspavientos, recurriendo siempre al ingenio y a su legendaria habilidad para escurrir el bulto. Bubs es el único bicho del universo Warner que es consciente de que la vida que le ha tocado es una comedia y que, por lo tanto, no merece la pena tomársela en serio. Lo que sí intentan, sin éxito, pobres infelices como Silvestre o el Coyote.

Todos los episodios de Bugs Bunny tienen una estructura similar. Por lo general, el conejo de la suerte aparece dedicado a sus cosas (comer, dormir y no dar golpe) hasta que, algún iluso se atreve a colarse en su mundo para amargarle la vida. Habitualmente se trata de un compadre del mundo animal, solo o en compañía de otros (recordemos que al pusilánime de Porky nunca se le ocurriría cazar conejos si no tuviera al lado al miserable de Daffy). Pero también puede aparecer un ser más menos humano, como el inefable Elmer Gruñón. A unos y otros Bugs se los torea con una gran habilidad y consigue que se les quiten las ganas de molestarle.Pero donde realmente Bugs se supera a sí mismo es en los encuentros con su Némesis particular: el despreciable, viscoso, agre sivo y baboso Diablo de Tasmania. De todo el planeta Warner, el Diablo de Tasmania es el único bicho que carece de características humanas. Esta bestia parda sólo vive para hacer daño, pero poco tiene que hacer ante alguien como Bugs, que está cargado de componentes humanos y que, enfrentado a él, da muestras de un humor y una ironía sólo comparables a las del inolvidable Cary Grant.En el transcurso de su larga carrera, Bugs Bunny, ha demostrado ser bastante más que un conejo. Y si alguien quiere seguir creyendo que no es más que un personaje creado por Chuck Jones en los años cincuenta, allá cada cual.

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