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No hay quien pare a Ronaldo

El ariete del Barça cautiva con su juego al fútbol español

Ramon Besa

Ya no quedan adjetivos: le han dicho todos los piropos que se le pueden echar a un futbolista. Joaquim Maria Puyal sentenció: "Es la síntesis de todos los valores del fútbol". Ni tampoco existen ya otras comparaciones posibles. Robson dijo: "Me recuerda a Pelé de joven". Y, en dos meses, la hinchada culé ya le venera tanto como a Samitier, Kubala o Cruyff. Ya no queda otro debate sobre Ronaldo que el de saber si hay forma humana de detenerle legalmente. Hay pánico en el Barça a que Ronaldinho -está asegurado de 3.500 millones de pesetas- pueda caer cualquier día como cayeron Maradona o Schuster, y con ellos se fue a pique el equipo entero.Fabiano, compatriota del ariete y futbolista del Compostela, fue el primero en alimentar la discusión: "A Ronaldo no se le para ni a hostias". Le replicó su presidente, José María Caneda: "Nuestro entrenador se ha pasado de listo".

El recuerdo del marcaje implacable que le hizo el central del Tenerife César Gómez parece jugar en favor de la tesis de quienes defienden una marca individual sobre el delantero barcelonista. Boskov decía: "Los partidos se deciden en los marcajes". Y añadía: "El éxito pasa por que tu peor jugador anule al mejor del contrario, para que jueguen los 10 mejores tuyos contra los 10 peores del rival".

"Marcar a Ronaldo es hoy la tarea más difícil del mundo", apunta el propio Gómez, el futbolista que consiguió sacar del partido al brasileño en el Barça-Tenerife. "Lo que hice fue rezar mucho y correr como nunca", agrega, en declaraciones a César Fernández Trujillo. "Tuve mucha suerte, porque se me fue las veces justas para que marcara, aunque esta vez no acertó. Quedé hecho polvo. Fue como si hubiera jugado cinco partidos en lugar de uno". "Sólo concibo una forma de defenderle: con una vigilancia individual y la defensa algo replegada", acaba. "Tienes que estar concentrado, anticiparte e impedir que controle el balón y te encare, porque si se da la vuelta con un metro por delante estás fundido: empieza a regatear defensas como si estuviera en el patio del colegio. Se va, se va... Nadie le para".

El éxito de la marca individual, sin embargo, depende tanto del acierto del zaguero como del criterio arbitral. Y ése es un gran riesgo. César Gómez aguantó en el estadio hasta el final por la permisividad de un colegiado que le perdonó la expulsión en dos ocasiones. La carrera serpenteante de Ronaldo, por otra parte, tampoco invita a ser interrumpida por el colegiado. Resulta asombroso comprobar cómo el ariete va sorteando rivales. El árbitro no interviene por norma porque es consciente de que Ronaldo, honesto como si fuera un futbolista británico, juega mientras haya balón. Reniega del penalti si entiende que la jugada tiene hilo hasta la red.

Su dominio del espacio es determinante. Darle un trozo de campo y ponerle una defensa en línea es suicidarse. Es en este contexto en el que hay que entender su explosión en terreno ajeno y sus forcejeos en cancha propia. Ronaldo gusta jugar a la carrera, a la contra, porque cubre todo el frente de ataque -igual sale por la derecha que por la izquierda o el centro-, sabe dejarse caer por las bandas y baja a recibir a la divisoria.

Protegido por su envergadura y apoyado en su arrancada, tan fuerte como rápido, el ariete va eliminando rivales con la misma facilidad que gana metros. Ronaldo acompaña su movilidad con un regate imprevisible -puede ser largo, amagando o fintando, o bien corto; hacia dentro o hacia fuera; en carrera o seco-; chuta con ambas piernas -parado o corriendo-; domina todas las suertes del remate, y sale a gol por partido. Jorge Valdano le definió como un cirujano: siempre hace lo que pide la jugada.

Ronaldinho absorbe y capitaliza el fútbol de su equipo de tal manera que el Barça juega para su delantero centro. En los dos únicos partidos en que se ha ausentado, el plantel azulgrana empató a cero en Larnaca y salió trasquilado de la Peineta con el Atlético (3-1). Robson deja todo el protagonismo en manos de Ronaldo. Hoy se dice que el Barça es Ronaldo. Y le basta. El asunto es así de simple: el Barça defiende y Ronaldo ataca. Los jugadores agradecerían que tuvieran además un patrón de juego, sin que tal petición suponga cuestionar el ascendiente del brasileño, un tipo que se hace querer por su humildad y nobleza.

Pese a tener cuatro meses menos que Iván de la Peña y ocho más que Raúl, Ronaldo asume a los 20 años su reinado futbolístico sin estridencias. Habla en el campo y escucha fuera. ¿Has visto tu gol por televisión?, se le preguntó ayer antes de viajar a Brasil. No", respondió, ante la mirada perpleja de quienes han contemplado la jugada de día y de noche. "Lo que espero es que mis compañeros ganen al Estrella Roja, y así se lo dije ayer". Y acabó: "Vuelvo en una semana". Le costará al Camp Nou recibir el jueves al campeón yugoslavo sin Ronaldo. Le esperan en Teresina para un amistoso. "Sólo te pido una cosa", le dijo un aficionado antes de embarcar: "¡Que no te lesionen!". "Yo", replicó César Gómez desde Tenerife, "sería el primero en lamentarlo. Hay jugadores que deben jugar siempre".

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Sobre la firma

Ramon Besa
Redactor jefe de deportes en Barcelona. Licenciado en periodismo, doctor honoris causa por la Universitat de Vic y profesor de Blanquerna. Colaborador de la Cadena Ser y de Catalunya Ràdio. Anteriormente trabajó en El 9 Nou y el diari Avui. Medalla de bronce al mérito deportivo junto con José Sámano en 2013. Premio Vázquez Montalbán.

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