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VUELTA 96

Alianza suiza contra Jalabert

Dufaux y Rominger ayudan a Zülle tras la marcha del francés en la subida a Ampriu

Carlos Arribas

Por fin, si no gran ciclismo, al menos incertidumbre. Llevaba la Vuelta 3.094 kilómetros punteados hacia la rutina con el dominio del ONCE, que en dos días redondos -Albacete y Lagos- había acabado con cualquier oposición -Rominger, Escartín e Induráin- y con el convencimiento de que todo estaba decidido, cuando, de repente, en sólo seís kilómetros -los últimos de la ascensión a Ampriu-, la duda se abrió paso entre tanta certidumbre. La seguridad escondía pequeñas miserias. A punto estuvo de llegar la sorpresa vestida de mala noticia. El líder inamovible, Zülle, pensó el mal momento que todos los líderes pasan en todas las vueltas. La duda no nace tanto de la capacidad de aguante de Zülle, sino del papel que piensa jugar el segundo, su compañero de equipo Jalabert, en lo que queda. Son los problemas de tener dos líderes ambiciosos en el mismo equipo.Un observador suizo titularía: "La Confederación Elvética salva el liderato de Zülle del ataque de Jalabert"; uno español, Eusebio Unzue, director del Banesto, tituló: "Lo que no hemos sido nosotros capaces de hacer

[poner en dificultad a Zülle], lo han hecho ellos mismos

[su equipo, el ONCE]". Un protagonista implicado, Manolo Sáiz, director del ONCE, zanjó: "Zülle no ha pasado peligro en ningún momento". ¿Quién entiende el sentido último de lo que pasó en esos seis kilómetros? Descritos, sin más, son sencillos: Escartín ataca y Jalabert le frena; Rincón (compañero de equipo de Zülle y Jalabert) se aprovecha y contraataca fuerte; Zülle empieza a quedarse; Dufaux (actual tercero) sigue, con Jalabert a su rueda, dejando a Zülle; Rominger llega por detrás, enlaza con Zülle y le lleva al grupo de Dufaux y Jalabert, después continúa tirando de todo el grupo en pos de Rincón; a 200 metros, Jalabert sprinta y saca cinco segundos a Zülle, más ocho de bonificación. ¿Quién lo entiende? ¿Por qué atacó Rincón si su líder tenía el día malo? ¿Por qué Rominger ayudó a un rival? ¿Por qué Jalabert sprintó para ser segundo?

La carrera ya llegó cargada a los pies de Ampriu. Zúlle ya había pedido a Manolo Sáiz: un aerosol bucal, ya que sufría una crisis de asma. Luego se acercó a Jalabert y le dijo: "Dile a Rincón que no marque un ritmo tan fuerte, que nos va a dejar". El colombiano siguió machacando. A seís kilómetros, salto de la rana (le Escartín. Jalabert aprovecha para hacer trizas al grupo de 13 que iba hasta entonces con la lengua fuera. Delante, sólo el podio actual de la Vuelta: Zülle, Jalabert, Dufaux. Rincón se queda momentáneamente descolgado, pero reacciona desde atrás y pasa como una exhalación al trío. Con la aceleración consiguiente, Zülle empieza a decolgarse. El maillot amarillo, solo, a punto de perder la Vuelta. Pero el rival de Zülle, a sólo 1.23 en la general, era Jalabert. Dufaux: "Levanté el pie en cuanto vi que Zülle se quedaba; no quería hacerle perder la Vuelta a manos del francés, que le había atacado". Zülle se queda solo, pero por detrás aparece el viejo Rominger, subiendo a su ritmo diésel. "Había que echarle una mano a Zülle, ¿no? Mejor ayudarle a él que a Jalabert, ¿no?", dice el otro suizo. "Y después de tanto trabajo, va Jalabert y me sprinta, jo". Porque Rominger había hecho llegar a Zülle al dúo Jalabert-Dufaux, y luego les había marcado el ritmo hasta que oliendo la meta saltó el francés a por la bonificación.

La duda da vida a la Vuelta, pero ¿quién entiende algo? Jalabert: "He demostrado que hay recambio en el equipo si Zülle desfallece". Zülle: "Estoy convencido de que después de esta crisis tengo más fácil ganar la Vuelta". Sáiz: "Quien quiera atacamos revienta antes". El ONCE salió ganador: una etapa más para el cómputo. Esto es el ciclismo moderno.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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