No somos nada
La mejoría de España en muchos deportes sigue sin alcanzar a algunos como una maldición
España despegó deportivamente en Barcelona 92 hasta la élite mundial y se ha mantenido muy dignamente cuatro años después en Atlanta 96. Aunque hubiera fallos en algunos deportes, el éxito se produjo sobradamente en otros. El nivel general sigue siendo muy aceptable, pero la mejoría que se ha alcanzado en muchas modalidades sigue sin llegar a otras como una maldición. En determinados casos nunca se ha brillado en la alta competición y en otros sólo ha habido las famosas excepciones individuales de las que tantos años vivió el deporte nacional. Pero el resumen a fecha de hoy, en unos ejemplos y en otros, es el desastre, algo significativo cuando se comparan todos ellos con deportes en las que las medallas y los campeonatos son ya moneda común en cualquier competición importante.Estos son unos cuantos casos y las razones de la carestía:
¿Por qué no hay esquiadores?
Francisco Fernández Ochoa, campeón olímpico de eslalon en Sapporo 72, y su hermana Blanca, medalla de bronce en Albertville 92, además de ganadora de varias pruebas de la Copa del Mundo, han sido dos milagros en el esquí español. El resto, una especie de tundra ártica que aún sigue cuatro años después de la retirada de la última. ¿Por qué esta desastrosa penuria en un país con 1.500.000 esquiadores? Paco, que va a tratar de poner sus conocimientos y su carácter en la caótica Federación Española de Deportes de Invierno, lo tiene muy claro: "No se planifica a largo plazo ni se descubren los talentos científicamente. Se esquía 10 veces más que hace unos años, pero las estaciones, que antes estaban montadas por aficionados al deporte hoy son máquinas de hacer dinero, salvo Sierra Nevada o Candanchú que apoyan el deporte de competición. Además, ha habido años malos de nieve y no hay la industria de Austria o Suiza. El esquí en España es un deporte snob y con menos competidores incluso que antes. A los chavales con 8 o 10 años se les acaba aburriendo".
¿Por qué no hay velocistas?
Aunque el mundo de la velocidad en atletismo tiene color completamente negro desde hace más de 30 años, España ni siquiera cuenta con una presencia digna entre los mejores blancos. No es ya un problema de que los atletas negros sean mucho más explosivos con sus fibras rápidas que los blancos, sino que los españoles parecen tener también la pólvora mojada entre los de su color. Incluso han tenido que ser hombres de color últimamente los que destaquen. El último, Venancio Murcia, que batió el récord de España antes de Atlanta. De todas formas, siempre lejos de la gran élite.
Pese a que otros corredores sonaron en la historia de la velocidad española, ésta se ha repartido, curiosa y fundamentalmente en tres grandes nombres: José Luis Albarrán, José Luis Sánchez Paraíso y Javier Arques. El primero fue plusmarquista nacional de 1959 a 1964 de 100 metros y desde un año antes de 200 y 4 x 100. Tras estar dos meses entrenando en Alemania, mejoró muchísimo y allí mismo batió el récord de España con 10.5 segundos -entonces se medía el tiempo en décimas-. Luego repitió la marca en España y llegó a hacer 10.4, pero no se homologó, no sabe por qué.
"Ahora mandan los negros", dice Albarrán, "pero al nivel de los blancos los velocistas españoles no acaban de cuajar. Se ven las marcas de juveniles y son buenas, pero no llegan después los resultados. No sé si es que no existe una verdadera especialización o que no se les sabe motivar. Realmente es difícil hacerlo cuando vas a las grandes competiciones y ves el dominio de los atletas de color. La verdad es que sólo Carlos Gil ha sacado a muchos velocistas en Salamanca. Yo mismo hubiera mejorado si me hubiera quedado con él en lugar de irme a Madrid".
¿Y los tenistas en pista rápida?
El español ha aprobado muchas veces en las pistas de tierra, pero aún tiene su asignatura pendiente en las rápidas. Las mujeres, con Arantxa y Conchita, pasaron hace tiempo ya los exámenes, pero los hombres no. Sólo Manuel Santana ganó él torneo de Wimbledon sobre hierba, como recientemente Conchita.
"Se ha, pasado por una etapa en la que los jugadores sólo se dedicaban a entrenarse para las pistas de tierra", dice el actual capitán de Copa Davis. "Ganar Roland Garros era suficiente. Pero se han dado cuenta que Bruguera ganó dos veces y que su juego no evolucionó, encima se lesionó y cayó en la lista mundial. De los cuatro grandes torneos dos son en cemento y uno en hierba. Ahora se entrenan ya en pista rápida para el invierno yvan a Australia. En Estados Unidos han estado 14 españoles. Álex Corretja, por ejemplo, ha jugado 23 torneos esta temporada, 12 en tierra y 11 en cemento. Es significativo. Dentro de cuatro o cinco años la situación habrá cambiado radicalmente"
¿Por qué no hay pilotos de F-1?
Carlos Sainz está en la élite de los rallies y pese a sus, problemas con algunas marcas se ha asentado entre los grandes. No ha ocurrido así en la fórmula 1, donde los pasos han sido fugaces. Luis Pérez Sala fue el sexto en llegar al gran circo, tras el marqués de Portago, Francisco Godia, Alex Soler Roig, Emilio de Villota y Adrián Campos. En 1989, en el circuito de Silverstone, logró ganar un punto con su sexto puesto en el Gran Premio de Inglaterra. Era el segundo 40 años después de que lo lograra Paco Godia. Pero de nada le sirvió.
"La dificultad mayor para un español es que el centro del motor está en Inglaterra y si no eres inglés lo tienes doblemente difícil", comenta Pérez Sala. "Económicamente también influye que es un deporte caro, porque es básico tener una montura y un equipo mecánico detrás, pero lo fundamental es que en fa fórmula 1 no hay ningún interés español, ni equipo. Si Seat estuviera o Repsol fuera el patrocinador principal de Williams, pues a igualdad de calidades podría tener un piloto probador español y pasarle luego como a Damon Hill, que era inglés y entró en el equipo cuando se fue Nigel Mansell. Si no, es muy difícil".
¿Por qué no hay hombres fuertes?
El atletismo español ha carecido de grandes velocistas, pero también de lanzadores. Hay países en que las personas son constitucionalmente más fuertes de forma natural y en eso parece evidente que España sólo podía hasta ahora aportar excepciones. La astucia se imponía a la fuerza. La halterofilia, deporte básico para el entrenamiento de la mayoría de los deportes, no sólo los de potencia, es un buen ejemplo. España, aunque se hayan incorporado las mujeres a la élite, no es nadie en el concierto mundial.
Juan José González Badillo fue largos años responsable de la halterofilia española: "Es un deporte extremadamente minoritario", comenta, "y al limitarse el número de practicantes, aunque no sea definitivo, la probabilidad de que salgan figuras es corta. En España, además, aunque sea un tópico, se renunció al dopaje, con lo que hubiese subido el nivel hasta las medallas. Y sólo ha habido un pequeño grupo con dedicación importante, por lo que los objetivos han sido pequeños, porque para llegar a un nivel alto con dos o tres años de dedicación es absolutamente imposible estar siquiera en una final. Es un deporte muy exigente en cuanto a condiciones físicas, a carga de entrenamiento y a tiempo. No influye el azar. Se necesitan ocho o nueve años de trabajo y empezar desde los 12 o incluso antes. Por último, la tipología española, que tiene limitaciones de fuerza natural, sobre todo en las piernas, no es adecuada".
¿Por qué no salen nadadores?
Martín López Zubero ya no da más de sí y además es un producto de Estados Unidos y, sobre todo, de su padre, un aragonés que fiel a la tradición regional se empeñó en que sus hijos -antes, también David- nadaran y consiguieran la gloria para España. Raros han sido los nacidos y entrenados aquí que han llegado a la élite. La mayoría, como Santiago Esteva o Rafael Escalas, entre otros muchos, tuvieron que pasar por las universidades norteamericanas. Miguel Torres fue una de las primeras excepciones. Subcampeón de Europa de 1.500 metros libres en 1962, es actualmente director de la Fundación Barcelona Olímpica. "Pienso que hay ciclos en la vida y también en los deportes. Ahora los hombres han bajado y las mujeres han subido. Se piensa y se trabaja con la juventud, pero los juniors que salen no aguantan después. La natación es muy sacrificada, necesita muchas horas de entrenamiento para progresar, y como la juventud tiene muchas ofertas de otros deportes más agradecidos, abandona. Además, los estudios son cada vez más difíciles y económicamente la natación sólo es rentable si hay resultados".
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