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Tribuna
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Por fin, Martín Vázquez

Debutó con el Deportivo en el verano del 95. Un minuto disputó ante el Oporto. Y se rompió. Durante siete meses arrastró su cojera por las calles de La Coruña. Consiguió reaparecer cuando la temporada pasada daba a su fin. Jugó 170 minutos repartidos en cinco partidos. Y se rompió. Ayer, Rafael Martín Vázquez volvió a sonreir. Saltó al césped de Riazor con las ganas de un debutante. Instantes después, lograba su primer gol con la camiseta del Deportivo. En la Liga de las estrellas no podía faltar él.Kiko no quiere ser artista. Jerez no está en Brasil, pero ello no impidió que de las botas de Kiko nacieran algunas de las pinceladas más artísticas de la jornada. Y lógico resultó que los comentaristas hurgaran en el diccionario en busca de algún adjetivo original. Que no resultó ser precisamente el de artista, el más utilizado. Pero la alabanza no gustó del todo a Kiko. Porque ocurre que él es un currante, no un artista. Y así lo manifestó: "El arte está en los toreros y en las folklóricas, no en mí, que me lo estoy currando siempre contra los defensas".

Paseando al perrito. Pero si Kiko no es un artista jugando al fútbol, o eso dice él, sí parece serlo a la hora de celebrar los goles. Se conocían hasta hoy muchas variaciones del feliz acontecimiento. Hay quien se marca bailes de lujo. Otros se lanzan al suelo en forma de cruz. Los hay que se empeñan en volar. O que señalan al cielo. Pero nadie había sacado a pasear a un imaginario perrito. Eso hizo Kiko, tan suelto, tan simpático. Tan artista.

El palco, de etiqueta. El Madrid de Capello se quiere poner elegante. Y como si del colegio se tratara, la directiva del club ha decidido obligar a todo el que aspire a pisar el palco a que lo haga imbuido en traje y corbata. Ayer algún periodista se quedó fuera de la zona noble porque pensó que bastaba con la corbata. No era así. El mismísimo Maradona, sin duda avisado con antelación, prefirió no crear problemas. Y de etiqueta que se presentó, recordando, quizá, que tiempo atrás le prohibieron la entrada en el estadio del Chelsea por lo que alguno consideró falta de decoro en la vestimenta.

Rivaldo no se desnuda. Fue el desnudo imaginario. Consiguió Rivaldo el primer gol del Deportivo y corrió a celebrarlo. Y en un instante se despojó de la camiseta, lo que prohiben las leyes futbolísticas, tan sensibles como Sanz y Capello en los asuntos del decoro. El árbitro vio su gesto e hizo ademán de. castigar el impudoroso desnudo. Pero" ¿qué desnudo? Rivaldo corría con su camiseta. blanquiazul en la mano y vestido de blanquiazul. Todo en orden. Estaba tan convencido de que iba a marcar que saltó al césped bien abrigadito, con dos zamarras. Luego consiguió un segundo gol. Pero entonces no se desnudó. Ya no le quedaban camisetas.

El llanto de Romario. Está triste Romario. Más que nada porque ya es consciente de que ha pinchado en hueso con Luis. Su gol le dio la victoria al Valencia frente al Tenerife. Y a celebrarlo que se fue con su técnico, que los sentimientos obran milagros. Y nada mejor que aderezar la muestra dé cariño con unas lágrimas. Lloró Romario. Como lloró la madre de Ronaldo en las gradas. del Camp Nou, rodeada del mosaico que formaron los pañuelos que sacó el público tras el golazo de su, hijo, en el día que cumplía 20 años.

Para Sergi no hubo pañuelos. También es mala suerte. Estrenaba el Barcelona su nuevo césped, algo que ya parece costumbre en el Camp Nou, y sobre la ciudad cayó un diluvio de armas tomar. Aquél resistió estoicamente lo que pudo. Que fue mucho, para qué negarlo. Aunque no será Sergi quien opine lo mismo. Espectacular fue su deslizamiento sobre la hierba y, sobre todo, la manera como se estrelló contra el muro de cemento que rodea el campo. Tal vez el arrojo de Sergi también mereciera algunos pañuelos.

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