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Garzón indaga el paradero del cadaver del mendigo muerto en supuestos experimentos del Cesid

El juez Baltasar Garzón está realizando pesquisas para descubrir la identidad y el paradero del cuerpo del mendigo supuestamente fallecido en julio de 1988 como consecuencia de experimentos médicos atribuidos al Cesid. El objetivo era probar una droga que presuntamente iba a ser utilizada en el secuestro del dirigente de ETA José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, según fuentes de la Audiencia Nacional. Garzón investiga también los datos relativos a dos hermanos drogadictos que no fallecieron a pesar de que fueron usados presuntamente como cobayas.

La Fiscalía del Estado hizo pública una nota en la que pide al juzgado que ya investiga los hechos que incorpore al sumario las informaciones publicadas el martes y el miércoles por el diario El Mundo. También solicita la realización de pruebas para averiguar lo ocurrido y los autores de los hechos.La fiscalía recuerda que el ministerio público tiene como misión fundamental promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad y de los derechos de los ciudadanos e informará de sus actuaciones sólo después de haberlo hecho, y cuando no se perjudiquen los derechos de personas, la práctica de pruebas o el funcionamiento de las instituciones.

Por su parte, el ministro de Defensa, Eduardo Serra, afirmó ayer en la Comisión de Defensa del Congreso que no existe en el Cesid ningún documento que haga referencia a la experimentación de drogas con mendigos. El ministro agregó que, no obstante, ha dado orden de que se realice una investigación extradocumental para ver si existe rastro de algún tipo sobre esos hechos.

Garzón ha iniciado sus indagaciones con la relación de fallecidos en Madrid en julio de 1988 y los lugares en los que fueron enterrados. Para acotar la búsqueda, el juez indaga sobre los cadáveres sin identificar que fueron depositados en aquellas fechas en el Instituto Anatómico Forense. En el caso de que se encuentre el cuerpo, se solicitaría una autopsia del cadáver para comprobar si quedan restos de la droga o de los elementos químicos incluidos en su composición.Rastreo acotadoLa búsqueda del cadáver se presenta compleja, pero no imposible, según fuentes próximas a la investigación, puesto que entre los años 1990 y 1994 se enterraron 57 cadáveres sin identificar, lo que supone algo más de uno al mes de media, si bien se registra una mayor mortalidad entre los mendigos en invierno, y los hechos ocurrieron en julio. Los cadáveres nunca se incineran porque, según declaró el director del Instituto Anatómico Forense en el año 1994, en cualquier momento puede surgir una prueba que requiera la exhumación de los restos. Un médico de Madrid, amigo del ex director del Cesid Emilio Alonso Manglano -al que ha asistido varias veces, así como a sus familiares- y que durante años realizó investigaciones con cobayas, fue la persona que presuntamente proporcionó la fórmula y el fármaco con el que los espías españoles experimentaron supuestamente con mendigos, según datos que figuran en el caso Oñederra, informaron fuentes jurídicas que conocen la investigación.

El facultativo, que sigue en activo en un hospital madrileño, tiene varios hijos que también son médicos. El Mundo informó el pasado martes de que este doctor es jefe, de Cardiología y quedó marcado por el acontecimiento.Médico imputadoEl juez Garzón conoce la identidad del médico y, según fuentes jurídicas, lo llamará a declarar en, un futuro próximo en calidad de imputado.

Fuentes de la Audiencia Nacional han informado de que el juez Garzón no citará a declarar de inmediato al general Emilio Alonso Manglano, que presuntamente ordenó la operación, o a los otros militares que participaron directamente en la misma, sino que esperará a tener otros datos que confirmen la actuación y sus resultados. De esa forma, la previsible negativa sobre su participación en los hechos de los agentes del Cesid puede volverse en su contra.

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