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Indurain da el primer paso para que siga Banesto

La presencia del navarro en la Vuelta, fundamental para la continuidad del equipo

Carlos Arribas

En el mismo hotel burgalés en que el miércoles por la noche el equipo técnico del Banesto brindaba con cava ante la mirada alegre de los toreros César Rincón y El Tato, que habían caído por allí a cenar, el 25 de agosto de 1993 José Miguel Echávarri comunicó a Antonio Martín, Mikel Zarrabeitia y demás corredores del Amaya que al año siguiente estarían en Banesto. Aquella ambiciosa operación -cimientos del futuro post Induráin- se frustró con la muerte de Antonio Martín y la lesión de Zarrabeitia. Tres años después, el sí a regañadientes de Miguel Induráin a la Vuelta, dado en el mismo hotel, cobra un significado casi de la misma importancia.Con ello se cierra un círculo prácticamente vital para el futuro del ciclismo español. El riesgo en que ha incurrido Echávarri de rechazo por parte del corredor y de parte de la opinión pública -por primera vez Induráin ha hablado en público de "obligación"- tiene un valor importante para todos los estamentos, incluido el suyo. Por primera vez desde que es el mejor ciclista del mundo a Induráin su equipo le ha negado la posibilidad de elegir. Es un elemento tan duro de digerir que a pocos de los afectados se le antoja que haya sido fruto de un capricho de su director o de una presión exagerada por parte del banco que le paga, Banesto. "Le hemos exigido esta vez un pelín más porque conozco a Miguel", dice Eusebio Unzue. "Sé de su cabezonería y de su orgullo, sé que está bien físicamente, o sea, no le llevamos al matadero, y, sobre todo, sé que necesitaba esa presión".

Con Induráin en la Vuelta una parte de la cosecha la recogerá Unipublic, aunque no tanto desde el punto de vista económico, porque la Vuelta se le encarecerá a la empresa organizadora -"tendremos un detalle de generosidad con Induráin por el gesto", dicen en la organización-, que ya tenía contratada toda la publicidad para la Vuelta y que no verá espectacularmente aumentados sus ingresos, sino desde el de imagen y prestigio vía mayor audiencia televisiva, mayor presencia en los medios y más seguimiento popular.

En este paquete, los primeros cálculos hablan de que la audiencia de TVE -que tiene los derechos por unos 450 millones anuales- se multiplicará por tres respecto al año anterior. Este factor también beneficiará a los equipos rivales: el mayor seguimiento también sería para los demás maillots.

Las anteriores cosechas son de perogrullo, pero no vitales. La Vuelta y toda España han aguantado cuatro años sin Induráin y podrían haber aguantado alguno más. "No hemos sucumbido a las presiones del banco porque yo he sido el primero que se ha enfrentado a ellos, que les ha dado un no, cuando ha habido algún problema", dice Echávarri. Banesto, el equipo y el banco, han sobrevivido con bien a la ausencia de Induráin otros años. Pero éste, a diferencia de otros, lo que está en juego es el futuro. Un más allá después de Induráin que los directores quieren que continúe y que han empezado a planificar con el intento de contratación de Abraham Olano como piedra angular. El banco sólo se ha comprometido hasta finales de 1997. Una prórroga con visión de futuro a cambio de un regalo de buena voluntad en 1996 -la participación de Induráin en la Vuelta- resolvería muchos dolores de cabeza a todos, siga o no siga Induráin en el 97.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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