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La televisión privada francesa podrá dedicar más tiempo a publicidad

La renovación de las concesiones a dos de las cadenas de televisión privadas en Francia está provocando una tormenta en todo el mundo de la comunicación. Empresarios de prensa regional, publicitarios, productores de cine y televisión, cineastas o directores de diarios -hasta el Partido Socialista se ha sumado al coro- protestan ante "una medida que va a perturbar el reequilibrio del mercado publicitario" o que se hace "en favor de TF1 sin que se le exija contrapartida alguna a cambio".La medida que ha irritado al sector es la decisión del CSA (Conseil Superieur de l'Audiovisuel, la máxima autoridad del sector) por la que TFI, el principal canal privado francés, podrá aumentar en dos minutos -pasará de cuatro a seis- las interrupciones o cortes publicitarios de películas y telefilmes. Esa autorización representa, según el CSA, que TFI aumentará sus ingresos anuales en 50 millones de francos (1.250 millones de pesetas), estimación que es considerada ridícula por parte de los críticos, que cifran el beneficio entre 200 y 750 millones de francos.

Para TFI se mantienen todas las cláusulas de la concesión, con su exigencia de 1.000 horas anuales de programación juvenil, 800 horas de informativos y un porcentaje concreto de ficción europea a respetar dentro de horarios también precisos. Para M6, pequeña cadena privada especializada en público juvenil y gran consumidora de series norteamericanas, se modifican en cambio algunos de los parámetros, pues ahora deberá invertir en producción propia el 20% de su volumen de negocio -hasta ahora sólo un 17%.

TFI acaparaba hasta 1996 el 51% de la publicidad televisiva. El reciente auge de la audiencia de las públicas France2 y France3 había corregido ligeramente el porcentaje. Para Bernard Porte, presidente de la Fédération Nationale de la Presse, "la decisión en favor de TFI va en contra de los intereses de la prensa, pero también de los de la televisión, pues ya se. ha demostrado que los espectadores denuncian la saturación publicitaria de la pequeña pantalla".

Críticas de prensa

Para Bruno Paillet, presidente del Club de los Publicitarios, "nosotros no queremos comprar audiencia sino audiencia cualificada". La decisión del CSA se produce apenas un mes después de la crisis que ha sacudido a la televisión pública, acusada de aceptar la lógica de las privadas y pagar salarios fastuosos a sus estrellas. Xavier Gouyou-Beauchamps, el nuevo presidente y director general de la televisión pública no está, pues, en situación de criticar al CSA. Eso explica que las voces más oídas sean las de la prensa escrita, que teme ver aún más reducido el pastel publicitario al que tiene acceso que, entre 1992 y 1993, cayó un 12%.

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