_
_
_
_
_

El error

Hablar de independencia de Córcega es deliberadamente provocador. Después de todo, la isla es francesa, y jamás se ha visto que una mayoría de corsos haya decidido que debe ser de otra manera. ( ... ) Desde hace 20 años, los corsos juegan a meterse y meternos miedo. Enarbolan la independencia como una bandera, acentuando sobre todo lo que los diferencia de los continentales. En consecuencia, si en la actualidad los corsos no quieren separarse de Francia, muchos franceses se separarían de buen grado de Córcega. (...) En los últimos 20 años, la efímera Córcega independiente del siglo XVIII ha servido de modelo a una parte de la juventud insular. ( ... ) La isla vivió momentos convulsos en los años setenta. Volvió al pasado para mejor conjurar el porvenir. ( ... ) Córcega soñó con otra Córcega, y en sus sueños se olvidó de la realidad. Fue el comienzo del gran resbalón. ( ... ) Los corsos, como todos, han echado sus cuentas. Han calibrado la espantosa derivación del nacionalismo insular. ( ... ) Ya no se matan unos a otros por razones políticas, sino por el poder y por la pasta. La estrategia del asesinato y la corrupción es denunciada con gran energía por muchos corsos. ( ... ) Ya no dicen que hay demasiado Estado en Córcega, sino, por el contrario, que no hay suficiente. No comprenderlos sería un error de graves consecuencias. Si los corsos deben saber lo que quieren, nosotros tamblén.

28 de julio

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_