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Una progresión asombrosa

Michelle Smith ha pasado en un año de discreta nadadora a lograr tres medallas de oro en Atlanta

Santiago Segurola

Irlanda, cuyas mujeres nunca habían conseguido una medalla en la historia de los Juegos, tiene ahora tres de oro colgadas sobre los hombros de Michelle Smith, invencible y controvertida en Atlanta. La nadadora irlandesa ganó el miércoles la final de 200 metros estilos y está a un paso de igualar a Kristin Otto -una de las famosas Grossen Bertha de la antigua RDA-, que ganó cuatro pruebas individuales en Seúl 88.La historia de Smith ni tan siquiera figuraba a pie de página en los catálogos de natación hasta hace un año. Era una nadadora veterana -cumplirá 27 años en diciembre- que había participado en Seúl 88 y Barcelona 92. Su mejor puesto fue el l7º que alcanzó en 100 espalda en Seúl. En Barcelona fue 32ª en 200 metros estilos, 35ª a en 200 espalda y 26ª en 400 estilos. Nadie hubiera sospechado que esa nadadora sería la protagonista de Atlanta. Pero ahora los pubs de Dublin cierran dos horas más tarde para atender a la gente que celebra, entre cerveza y cerveza, las victorias de Smith. Y frente a la Embajada de Estados Unidos en la capital irlandesa se suceden las protestas por lo que los irlandeses interpretan como una campana para ensuciar el nombre de la nadadora. Todo sucede porque Michelle Smith gana todo y por cada victoria siempre hay alguien que lanza sospechas. Alguien como Janet Evans, plusmarquista mundial de 400 y 800 metros, que hace tres días dijo que "había comentarios por toda la Villa Olímpica sobre Michelle Smith y el dopaje". O alguien como Richard Quick, uno de los entrenadores del equipo olímpico norteamericano, que habla abiertamente de sus sospechas. "Hemos dado a esta gente el beneficio de la duda durante 30 años. Es hora de que meditemos sobre una progresión de esta magnitud".

Michelle Verdier, portavoz del COI, tuvo que responder ayer una pregunta muy directa. "¿Tiene noticias del resultado de los controles antidopaje que ha pasado Michelle Smith?". "No tengo noticia de que se haya producido ningún resultado positivo durante los Juegos", contestó Verdier.

Los irlandeses están irritados y la nadadora también. Sólo con verla, se advierte en Michelle una determinación y un carácter típicamente irlandés. Pequeña, rocosa, salpicada de pecas, pelirroja, la triple campeona olímpica -400 metros libres, 400 estilos y 200 estilos- replica con rapidez. "Por cada vez que las americanas se han sometido a un control, yo he pasado cinco. Me molesta lo que ha dicho o insinuado Janet Evans. Quiero recordar que Evans ganó en Seúl las pruebas de 400 y 800 metros libres y 400 estilos con unos tiempos bastante mejores de los que he logrado en Atlanta".

El problema de Michelle Smith es que su progresión ha sido muy tardía y que su nombre está relacionado con el holandés Erik de Bruin, su marido y entrenador. De Bruin fue un lanzador de disco bastante cotizado en el circuito atlético. En 1991 pasó de 68 metros, una marca que le colocaba entre los 30 mejores lanzadores de la historia. Pero dio positivo por consumo de anabolizantes. Fue sancionado con cuatro años de suspensión y sólo pudo acudir a los Juegos de Barcelona como entrenador del equipo de decatlón.

En Barcelona conoció a Michelle Smith. El resto es historia. Pierre Lafontaine, un entrenador americano que dirigió a Smith antes de Barcelona, asegura que es la nadadora más intensa que ha visto nunca. Sin embargo, los comentarios continúan. Smith está bajo la sombra de la duda.

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