El Niño de la plata
Los padres del medallista olímpico madrileño repasan la vida de su hijo
"Él se fue a Átlanta con la idea de la medalla, y cuando El Niño lo dice...". El niño es Ernesto Pérez Lobo -1,95 de altura y 120 kilos de peso-, ganador de la primera medalla española en Atlanta 96, y la frase es de su padre, Ernesto Pérez. Mercedes Lobo, la madre, sonríe sin poder remediarlo. Lleva así tres días, como en una nube, a pesar del acoso de los periodistas que llaman sin parar a la casa: una vivienda de Ciudad Lineal de tamaño mini para una familia de talla maxi. Todos son grandes, y ahora El Tito, El Niño, como le llaman en casa, se ha hecho grande de verdad.Ernesto Pérez Lobo, un madrileño de 25 años, yudoca desde los 11, ganó el sábado la medalla de plata de los Juegos Olimpicos, en la categoría de más de 95 kilos.
Todo empezó con un pequeño guiño: "Le llevamos al médico porque tenía un tic nervioso en los ojos y nos dijeron que al muchacho lo que le sobraba era vitahdad", recuerda el padre. Comenzó con el yudo y se le quitó el tic, pero en verano cerró el gimnasio y le volvió, así que los padres de Ernesto lo tuvieron claro: "Cuando tenía problemas en los estudios, daba igual, el yudo era intocable, era su medicina", sentencia Mercedes. Y cucharadita a cucharadita se ha hecho un campeón. Ernesto sigue entrenando en su gimnasio de siempre, el Kiofo, aunque lo alterna también con otros, porque allí no encuentra rivales de su tamaño.
Ernesto estudió formación profesional, rama de electrónica, opositó a Telemadrid y desde entonces, hace siete años, trabaja siete horas diarias como técnico de enlaces, colocando antenas en las azoteas para las transmisiones de la cadena. "Llega a casa sudando, y a toda prisa se marcha al gimnasio. Ha tenido que luchar mucho, porque. durante cinco años no ha tenido ni un solo día libre; los sábados y "los domingos le tocaba recuperar días en Telemadrid por los que libraba para ir a los campeonatos", explica Mercedes. Para los Juegos Olímpicos, la, cadena le concedió un permiso especial de seis meses para que se entrenara durante diez o doce horas al día.
Sus compañeros de Telemadrid le tienen por un tipo "tan grande como bueno, tranquilo y entusiasta", y famoso en la casa por sus desayunos: un bocadillo con una caja entera de queso en porciones untada y varios kilos de caramelos de chocolate y fruta. Tampoco se olvidan de que la empresa no pudo encontrar botas de trabajo de su talla -gasta un 50- y se las tuvo que buscar él por su cuenta.
Los padres de Ernesto andan como locos grabando en vídeo todo lo que sale en la tele sobre su hijo, que, dada su profesión, es mucho. Todavía no han podido celebrarlo, pero lo harán con sus otras dos hijas antes de que El Niño vuelva de Atlanta, el día 30. Y, por supuesto, también después, cuando El Titazo, como ya le han rebautizado, esté en casa.
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