De la enfermería a competir
El equipo femenino español fue séptimo en los Mundiales de Sabae (Japón), en 1995 y logró su plaza una vez más para los Juegos Olímpicos. Su nivel sigue siendo, en conjunto, mucho mejor que el masculino, que se reduce prácticamente a Jesús Carballo. Sin embargo, mientras éste se encuentra magníficamente de forma y sólo falta que la tendinitis casi hereditaria que sufre de vez en cuando le respete, en el caso de las chicas, la recuperación de las recientes lesiones aún está tierna. Hubiesen necesitado un tiempo más para tantos problemas como han tenido. Porque su aspiración es quedar entre los seis primeros equipos del mundo y meter a dos o tres gimnastas en las finales por aparatos.Mónica Martín sufrió una apendicitis y poco después se rompió tres costillas; Mercedes Pacheco ha tenido que ser operada de los dos meniscos; Gemma Paz aún se resiente de un golpe en el coxis, y Elizabeth Valle aún se recupera de sus esguinces en ambos tobillos que la obligaron a abandonar en el ejercicio de suelo de los últimos Europeos de Birmingham, y España, que iba quinta, acabó en el puesto 19.
Sólo Joanna Juárez, la última medalla española femenina en una gran competición -precisamente la de bronce en el mismo suelo e Birmingham- se encuentra en perfectas condiciones físicas. La relativa ventaja es que todos los equipos parecen tener problemas. Especialmente Rumania, con recientes lesiones de Gina Gojean y Lavinia Milosovici. O Estados Unidos, al que parece obligado y esperado una ayuda de los jueces, con Shannon Miller o con Dominique Moceanu, la última joya de Bela Karoly, el entrenador rumano de Comaneci y técnico del equipo nacional.
Rumania, en todo caso, vuelve a ser favorita ante China, Bielorrusia y Ucrania, como en los Mundiales y Europeos que ha ganado, con otra perla en el equipo llamada Alexandra Marinescu. De todas formas, la más completa al final es la ucrania Lilia Podkopaieva.
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