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"El COI no quiere que la organización fracase, pero no es un buen sistema"

, Hace 12 años, en el hotel Biltmore de Los Ángeles, Juan Antonio Samaranch se estrenaba como presidente del COI en unos Juegos Olímpicos de Verano, tras haberlo hecho ya seis meses antes en los de Invierno de Sarajevo. Su enfado en el habitual último piso, desde el que incluso podía irse por la terraza en helicóptero, era considerable a un día de la inauguración. El sistema de organización privada se le había atravesado porque no confiaba en que saliera adelante. Le parecía una herencia envenenada, pero no tenía más remedio que asumirla. Después del fracaso económico de Montreal 76, la ciudad californiana había sido la única candidata presentada. Nadie se había atrevido a hacerlo. Además, venía de Moscú, tras su elección, donde el boicoteo no impidió unos Juegos faraónicos con el impulso del Estado. La incógnita se abría otra vez con el arriesgado negocio que iba a montar Peter Ueberroth y cualquier detalle era la gota que derramaba el Vaso de la paciencia de Samaranch."¡Es un desastre, no funcionan ni las televisiones!". Efectivamente, los más de veinte monitores que siempre tiene instalados en su despacho para ver todas las competiciones estaban apagados. Encenderlos costaba dinero y sólo se pusieron en marcha 10 minutos antes de que todo empezara. Luego, todo resultó un éxito, pero el presidente del COI tenía sus razones para dudar. Ahora, en una situación similar, mientras mira los televisores también, apagados del piso 47 del hotel Marriott Marquis de Atlanta, sonríe y dice: "No importa, ya los encenderán, pero tengo 28, cuatro más". Algo sustancial, ha cambiado. Unos minutos antes de la entrevista llega Billy Payne, el presidente del Comité Organizador de los Juegos de Atlanta (ACOG). Samaranch ni se lo comenta. No es el mismo de 1984 ni el olimpismo tampoco. Tras lidiar con problemas mucho más duros y sacarlo del pozo donde estaba, se permite ironizar sobre los fallos de los demás.

Pregunta. ¿Pueden ser un fracaso los Juegos de Atlanta, con todos los problemas que se están produciendo?

Respuesta. No creo, porque estamos en el primer país del mundo. Es casi impensable.

P. Pero están sufriendo una auténtica cura de humildad.

R. Se han ido dando cuenta, de que es una organización impresionante y que no es tan fácil de llevar adelante.

P. ¿Se dan cuenta ahora cuando se repiten los fallos día a día?

R. No, hace tiempo.

P. Por ejemplo, cuando el comité, organizador tuvo que pedir dinero al COI para poder seguir?

R. Sí, nos pidieron, 15 millones de dólares porque no tenían liquidez, pero en cuanto han tenido otros ingresos nos los han devuelto.

P. ¿Ha recibido, muchas, protestas por esta organización?

R. Bueno, Carlos Ferrer lo ha heho por el desastre de la llegada de las maletas. Pero ha habido otros países que han sufrido más retrasos. El sistema es malo, hay poca gente y los primeros días de acreditaciones son muy complicados. Esto nos ha llevado a estudiar para el futuro que bastantes países, a lo mejor 15 o 20 puedan acreditarse en casa y no tener que pasar por tantas molestias.

P. También ha habido problemas con la seguridad por falta de coordinación.

R. Es que no han hecho como en Barcelona, donde estaba todo coordinado por una persona, Rafael Vera, y en un edificio propiedad de La Caixa. Aquí mandan muchos y no puede ser.

P. Usted ha reiterado sus quejas contra este tipo de organización privada, ¿lo mantiene?

R. Sí, es muy arriesgado y sólo es posible con las contrapartidas que ofrece un país como Estados Unidos. Pero el COI quiere que los Juegos salgan bien porque estamos en el mismo barco. Su fracaso sería nuestro fracaso. Otra cosa es que el sistema no sea bueno, que no lo es.

P. Y todo parece indicar que a pesar de la tacañería organizadora no va a haber beneficios, como en Los Ángeles, si es que al final los hay.

R. Si acaban con lo comido por lo servido ya será un éxito. Y es lógico. Los Ángeles no se gastó en instalaciones más que 12.800 millones. Aquí por lo menos han invertido 64.000 y es lo que van a dejar a la comunidad.

P. ¿Todo esto significa que Sydney en el año 2000 queda al fondo como un remanso de paz?

R. Yo no sé si lo veré, pero indudablemente el sistema de organización mixta, con intervención del Estado y privada, como en Barcelona, es el ideal

El impresionante ritmo de trabajo de Samaranch continúa recién cumplidos los 76 años. En los próximos meses decidirá si sigue hasta el 2000. Aún se en encuentra bien de salud y parece capaz de controlar todo con esa rara habilidad de los elegidos. Acaba de terminar la sesión en que se ha nombrado a la infanta Pilar de Borbón nuevo miembro del COI el mismo día que llega la reina Sofía. Parece como un regalo real. Hasta ahí llega su diplomacia y su poder. Se tiene que ir a una recepción. Y lo hace en el ascensor de servicio. "Es para que no nos paren en los pisos por el camino", dice para justificarlo. Y se ríe una vez más como el jugador que tiene las mejores cartas en la mano.

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