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TOUR 96

Comienza el lento descarte

Rominger y Berzin dan muestras de debilidad y pierden 28 segundos. Olano alcanza la segunda posición en la general

Luis Gómez

La clasificación dicta que Olano es el primer rival de Riis, pero Riis sólo está atento a Induráin. La clasificación dice que hay tres españoles entre los 10 primeros y que dos de ellos son aspirantes formales a la victoria en París. La clasificación dice algunas cosas, pero no describe perfectamente la situación. Cada cual habrá tomado nota de lo sucedido en 25 kilómetros, un breve tramo en el que se subieron dos puertos de tercera y uno de segunda. Induráin dio la orden de estirar el pelotón y pudo sacar algunas conclusiones: en un terreno no demasiado exigente, Berzin y Rominger dieron muestras de debilidad. Ha -comenzado el lento descarte. Como dijo Echávarri: "Ha comenzado el Tour".No es un dato menor la velocidad media de la jornada, que se saldó con un promedio de 43 kilómetros a la hora, un ritmo muy elevado para un perfil tan irregular. Las primeras escaramuzas evidenciaron que habría conversación entre los líderes, el combate de jefes que solicita Induráin. Entre los más nerviosos apareció Berzin, que protagonizó un corte al lado de Olano. Induráin se mantuvo firme desde su nueva posición de observador, atento a lo que haga Riis y sus muchachos del Telekom. Induráin insiste en una acción subterránea, porque cree que parte de la fuerza de Riis pudiera estar en la cohesión que muestra el Telekoin. Para llegar al cara a cara, Induráin necesita que Riis esté solo y que se desgaste en el ejercicio de su reinado.

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Induráin no pinchaba

De las primeros saltos debió extraer la conclusión de que el Telekom había perdido gas. Y a unos 50 kilómetros puso a trabajar a, todo el Banesto: tenía al portugués Orlando Rodrigues en una escapada (terminó segundo en la etapa por no tomar bien la última curva) y a todos sus hombres delante, empujando del pelotón. A pesar de sufrir un pinchazo, el desgaste era un hecho: cuando se alcanzó el punto crítico, la selección estaba hecha sin posibilidad de marcar las cartas.

En ese tramo quedó en evidencia Rominger, quien se excusó en sus dolores de rodilla producto de los últimos golpes (dicen que despertó al médico de madrugada). Le sucedió lo mismo a Berzin. Los dos hubieran perdido más tiempo de no maniobrar Riis de otra manera: el líder trató de frenar al grupo para no perder a sus dos grandes compañeros de fatiga, UlIrich y Bolts. Riis no quería estar solo, pero hubo de rendirse a la evidencia. Por delante, Virenque y Leblanc dirimían sus cuentas para regocijo de los franceses. Ambos se han convertido en dos hombres útiles para algunos líderes, dos escaladores capaces de poner nerviosa la carrera en cuanto asoman las primeras cumbres.

En el grupo principal se metió un tercer personaje, Olano. Olano ya no puede disimular por más tiempo. Su regularidad es un hecho, así como que muestra más entereza que Rominger. Olano sólo despierta una duda: si soportará la tercera semana tras haber disputado el Giro. Quienes le conocen aseguran que ya ha pasado lo peor, no dudan de su ambición y sólo temen por su integridad en los grandes puertos de los Pirineos. Olano es ahora el hombre mejor colocado para atacar a Riis. El ciclismo español está asistiendo a un relevo clásico, pero igualmente gratificante. Olano e Induráin no son amigos. Uno no es el delfin del otro. Y tienen orígenes bien diferentes. Pero uno sucederá al otro y no se sabe cuándo. Tampoco existe el caldo que algunos cultivan para la polémica: todavía estamos en el Tour de Induráin, no en el Tour de Olano. Como quiera que la sucesión es inevitable habrá que aclarar que es un regalo inapreciable para el aficionado español. Suceda lo que suceda, ya no queda duda de que el guipuzcoano es un hombre Tour.

El Macizo Central no ha terminado. Salvo sorpresa no hay terreno para grandes diferencias. Pero hay que seguir observando. Es una de las ventajas que tiene Induráin sobre sus rivales. Ningún día es inservible. Seguro que en su cuaderno de notas figurarán algunas acotaciones al margen. Algo sobre Berzin, sobre Rominger, pero también sobre Riis y Olano, Y todo en su cabeza, la cabeza mejor amueblada del ciclismo. Ayer, nuevamente, tomó la decisión correcta: un pel otón a 43 por hora para probar las fuerzas en conflicto. Y las fuerzas le fallaron a Rominger, a Berzin, a UlIrich y a Bolts. Y quedó anotado.

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