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TOUR 96

En el Tour no se espera por nadie

Heulot sucede en el liderato a Moncassin tras una escapada de casi 200 kilómetros

Luis Gómez

Apenas una escaramuza que llevarse al cuaderno de notas, cuando Virenque sufrió un corte y todos sus rivales le empujaron al potro de tortura. El Banesto, la ONCE, el Mapei, el Telekom comenzaron a reclutar corredores para empujar al pelotón. Era un ensayo en vivo, bastaba con echar un vistazo a la cabeza para darse. cuenta de que alguien de mediana importancia tenía que estar detrás. Era Virenque, el recalcitrante rey de la montaña, acompañado del líder Moncassin. Se había quedado en un segundo grupo y sus colegas decidieron no esperarle. En realidad, aquí nadie espera a alguien. La operación parecía desproporcionada dado que no se tiene a Virenque por una amenaza cierta, pero en el trasfondo había otra conclusión: tal y como es este Tour, ningún líder quiere que los escaladores lleguen vivos y coleando a la primera cita con la montaña. A los escaladores hay que castigarlos en este terreno.El Tour se puso serio por un momento.. Napoleón Rossel tuvo que llamar a filas a todo su equipo y pedir ayuda a lo que quedaba del Gan, pero el Gan poco tenía que objetar aun cuando al lado de Virenque caminara el líder. Varios kilómetros por delante había si tuado al joven Heulot, el mejor si tuado de los seis escapados, seis hombres que llegaron a tener una renta de 16 minutos. Así que el Gan jugaba con comodín: si todo marchaba bien y la escapada tenía éxito, Heulot sucedería a Moncassin. Y el Gan dijo que no. La re friega duró unos minutos y quedó en un simple susto, pero es indicativo de lo que puede suceder en cualquier momento. En la batalla por ir eliminando rivales no habrá compasión. Entre tanto, el pelotón se movió con orden. Sólo permitió una escapada y para ello tenía que cumplirse un requisito: que el Gan no perdiera el liderato. La composición del grupo no deja lugar a dudas, un puñado de modestos originarios de equipos sin sprinters bajo la estrecha vigilancia de Heulot, el actual campeón de Francia, un joven corredor que estuvo en el Banesto de paso. La disciplina del equipo español es tan severa que Heulot terminó aceptando otras ofertas que le prometen dinero y algo más de autonomía deportiva. Le han dicho que puede ser alguien en el ciclismo y muy pronto. Quien corre para Banesto en el Tour ya sabe lo que dicta el reglamento de régimen interno del equipo: primero, lealtad a Induráin; luego, ya veremos. Heulot es un hombre que se maneja en la montaña. Como líder está más capacitado que Moncassin para defenderse en los Alpes.

Cuando Induráin dio su permiso el pelotón comenzó a funcionar para, reducir el tamaño de la escapada. Los más de 17 minutos se convirtieron en seis. Luego vino la refriega con Virenque, hasta que el francés llegó de nuevo a ingresar en el pelotón. El parón subsiguiente permitió a los escapados cobrar vida y observar que contaban con 10 minutos de ventaja a una distancia prudencial de la meta. Los sprinters dimitieron de la caza y los dos grandes españoles, Banesto y ONCE, colaboraron para que Heulot no se cobrara una ventaja que pudiera ser preocupante, no vaya a ser que este corredor se convierta en una de las sorpresas de la carrera. Banesto y ONCE echaron cuentas de la jornada y no les salió redonda: el Tour sigue bajo control en lo que a los grandes apellidos afecta, pero ayer tuvieron algunos problemas. El Banesto perdió a Miranda y decidió retrasar a Jiménez. La ONCE sufrió la caída de Stephens, que llegó a 12 minutos, y tiene al escalador Iñigo Cuesta con problemas en la rodilla. Nadie pudo esperar por ellos. Aquí no se espera por nadie.

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