Luchas intestinas y enfrentamientos personales llevan a la disolución del PSOE en San Sebastián
La Agrupación Socialista de San Sebastián de los Reyes (58.000 habitantes) ya no existe. La decisión de la Federación Socialista Madrileña (FSM) habrá de ser ratificada por la ejecutiva del partido el próximo lunes. La lucha electoral por la candidatura para los comicios locales de 1995 entre el concejal renovador, Ángel Escribano, y Luis Pérez Lara, cercano al guerrismo, fue el comienzo de una guerra interna que ha acabado con el cierre de la ingobernable sede. El PSOE de San Sebastián, fundado en 1978, logró la mayoría absoluta en las tres primeras elecciones municipales.
Jaime Lissavetzky, secretario general de la Federación Socialista Madrileña, manifestó ayer que tiene que tiene el apoyo expreso de Cipriá Ciscar -secretario de organización del PSOE- para ser tajante en la crisis que afecta a la agrupación socialista en ese municipio. Los enfrentamientos internos han llevado al PSOE de San Sebastián, que cuenta con 250 militantes, a una situación de caos, sin secretario general y con dos porta voces. Lissavetzky dio ayer por hecha la disolución de la agrupación. El camino sin retorno de la agrupación socialista tiene su origen en la disputa entre Ángel Escribano, renovador, y Pérez Lara, guerrista, por encabezar las listas electorales en las municipales de hace un año. El enfrentamiento se saldó con la victoria de Ángel Escribano y la exclusión de las listas de Pérez Lara. La disputa se reflejó en los resultados electores, con la pérdida de cinco ediles en el Ayuntamiento, la mitad que en la legislatura anterior.
Ángel Escribano impuso los cinco primeros puestos de la lista. Entre ellos a José Luis Martín, candidato a alcalde por la Alianza Republicana Democrática Española (ARDE) en los anteriores comicios; a José García Rizos, ex concejal del CDS, y a María Manzanares, vinculada con la militancia histórica de la agrupación. Posteriormente estos concejales se han enfrentado con él y son los que de hecho han motivado la disolución al no entregar sus actas de concejal a la FSM, tal y como exigió Lissavetzky.Previamente, 13 de los 16 miembros de la ejecutiva local presentaron su dimisión en mayo pasado para forzar a Ángel Escribano a abandonar su cargo como secretario general. Argumentaron esa decisión en que han perdido la confianza en él para ese puesto. El grupo de concejales también aprobó su sustitución como portavoz, nombrando a José Luís Martín para relevarle.
Desde entonces el partido contaba con una gestora. En esta última crisis, la FSM ha intervenido más directamente que en las vividas anteriormente por la agrupación. "El partido está para solucionar problemas a los ciudadanos y no para creárselos", afirma Jaime Lissavetzky. La FSM, primero, desautorizó la gestora por defecto de forma, y obligó, posteriormente, a crear una nueva. Además, revocó la decisión de los tres concejales díscolos de sustituir a Escribano por Martín como portavoz del grupo, obligándoles a dar marcha atrás para no ser suspendidos de militancia. Los concejales no han acatado esta decisión.
Finalmente, la FSM exigió a todos los implicados en el conflicto que presentaran sus actas como representantes municipales del PSOE en la FSM para no disolver la agrupación. La orden sólo ha sido secundada por Escribano y otro edil. Las situaciones de ingobernabilidad han llegado al extremo de que los dos portavoces pretendieron actuar como tales en un pleno del Ayuntamiento causando el desconcierto del alcalde, que no sabia a- quién debía dar la palabra. Cada vez que Ángel Escribano intentaba intervenir, José Luis Martín pedía al alcalde que dejara claro que él era el portavoz del grupo, cosa que el alcalde, Ángel Requena, confirmó en dos ocasiones. Por su parte, Escribano hizo leer al secretario del Ayuntamiento una carta enviada por la FSM al Consistorio en la que le reconocía como único portavoz. Finalmente consiguió tomar la palabra en varias ocasiones. Requena solicionó su dilema concediéndoles la palabra a ambos.
La confusión entre los ediles socialistas a la hora de votar algunos puntos hizo que hasta el secretario perdiera los nervios y gritara: "No sean tímidos. Alcen bien los brazos para votar, que así no puedo contar`.
No es ésta la primera crisis socialista en San Sebastián de los Reyes. La dimisión masiva para forzar el relevo del secretrario general fue un método ya utilizado para sustituir en 1993 al anterior responsable del PSOE en la localidad, Alfonso Berrocal. En aquella ejecutiva, al igual que en la actual, estaba José Luis Blanco, que llegó a la alcaldía en 1991 tras encabezar en 1988, como primer teniente de alcalde, una rebelión de la mayoría de su grupo municipal contra el anterior regidor del PSOE, Adolfo Conde.
Grupo en contra
Conde gobernó hasta 1991 con sólo dos concejales y la mayoría de su grupo contra él. El resultado: Blanco fue alcalde y el PSOE perdió la mayoría absoluta por los votos que Conde se llevó al PRIM, con el que logró dos concejales.
La respuesta de Berrocal a su destitución fue acusar a Blanco y al concejal socialista de Urbanismo, Agustín Sacristán, de haber utilizado sus cargos para conseguirles empleo a sus esposas. El comité de conflictos del partido desautorizó a Berrocal,- pero estas acusaciones y el escándalo de los terrenos vendidos a Renfe, fueron utilizados por el Partido Popular cuatro meses después para justificar su apoyo al candidato a la alcaldía de IU, Ángel Requena, en contra de Sacristán, opción del PSOE para cubrir la marcha de José Luis Blanco al Consejo Superior de Deportes. Así, los socialistas perdieron el gobierno local.
La agrupación estaba entonces dirigida por una gestora en espera de que se nombrara una nueva ejecutiva. Las dimisiones de los concejales -Sacristán entre ellos- se sucedieron hasta que más de la mitad del grupo municipal abandonó por uno u otro motivo. La crisis pareció cerrarse cuando Ángel Escribano fue elegido secretario general. Meses después ocupó la portavocía del grupo municipal, tras las elecciones de 1995.
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