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TOUR 96

El 'Tour español'

Echávarri, Saiz y Fernández tienen en sus manos las principales cartas de la carrera

Luis Gómez

Dado que Induráin no habla de sus rivales (es un enemigo genérico, no identificado plenamente) y dado que sus rivales procuran no hablar de él (nadie se atreve a establecer una comparación o a lanzar una leve amenaza,. todo son precauciones), el Tour amenaza con nacer sin puesta en escena. Para el ciclismo español, sin embargo, la cosa es diferente: las principales fuerzas en conflicto hablan castellano. Tres directores, Echávarri (Banesto), Manolo Saiz (ONCE), y Juan Fernández (Mapei), tienen en sus manos las claves de la carrera. Como lo saben desde hace tiempo y como saben que pueden ser caldo de cultivo de la gran polémica nacional, andan estos días con sumo cuidado. Miden sus pasos, cada palabra que dicen.Manolo Saiz no ha olvidado todavía lo que sucedió el pasado año, cuando un ataque de largo alcance en Mende puso en peligro durante unas horas el liderato de Induráin. No ha olvidado el ataque (que ha quedado como un ejemplo que no ha pasado desapercibido) ni, sobre todo, la polémica en la que se vio envuelto. . Españoles contra españoles, españoles tratando de derrotar a Induráin, guerra civil en el Tour. Aunque alentado por la prensa francesa, a la que le falta un pequeño empujón para elevar a las alturas a Jalabert, Manolo Saiz evita toda provocación. No hay declaración de intenciones, no hay amenazas. Todo es diplomacia precedida de una excusa: "Todo el mundo debe comprender que nuestra primera obligación es tratar de ganar el Tour, pero- de no ganarlo me gustaría que Induráin obtuviera su objetivo". Saiz, inclusive, ha llegado a precisar que, durante la primera semana de carrera, puede. que coincidan los intereses de la ONCE y del Banesto.

A Juan Fernández tampoco le pillan en falso. "Nuestra táctica va a ser defensiva. Vamos a ver lo que hacen los demás". Fernández prefiere dejar toda la iniciativa para su colega Saiz. "Este Tour puede ser una batalla entre el Banesto y la ONCE de la que nosotros podamos aprovecharnos". Lo mismo sostiene Olano. Otro tanto Rominger, aunque conviene señalar que el corredor suizo es el único que parece dispuesto a decir las cosas por su nombre. Rominger no habla de favoritos para ganar y sostiene que, salvo que se demuestre lo contrario, Induráin sigue estando un peldaño arriba del resto.

Y luego, naturalmente, está Echávarri. Echávarri sabe que podría alimentar la polémica desde el principio, que podría enviar mensajes cruzados y tener a sus colegas contestando preguntas capciosas cada 24 horas. Pero no lo va a hacer. No le gusta ese, juego. Y, sobre todo, no le gustaría que la ONCE y al Mapei terminarán combatiendo juntos por una cuestión de solidaridad. Echávarri no quiere ser el centro de atención. Él fue, sin duda alguna, el autor de la diplomacia estilo Induráin: permitir que todos obtengan algún beneficio del reparto de triunfos.

Así está la superficie. En la intimidad de los respectivos estados mayores, las intenciones son otras. Echávarri sabe que Juan Fernández y Manolo Saiz quieren aguarle el sexto Tour. Sabe que es su objetivo prioritario, que han estudiado la preparación de Induráin y las trampas que ofrece el recorrido para elaborar su estrategia. Sabe, además, que no va a poder contar con su colaboración salvo en casos muy extremos. Y sabe que puede suceder que entren en alianza según vaya la carrera.

Manolo Saiz está obsesionado con el Tour, máxime desde que el pasado año tomara conciencia de que su equipo puede ser letal en algunas fases de la carrera. Preferiría que ganara Zülle antes que Jalabert (aunque siempre lo negará) porque Zülle es obra suya y está dispuesto a que se siga hablando de la ONCE como la amenaza de Induráin.

Juan Fernández va a ser un tercero en discordia, pero no sabe cuáles van a ser sus cartas. Ése es su problema. Dispone de un equipo no tan disciplinado como la ONCE, donde son evidentes ciertas diferencias entre italianos, españoles y belgas. Juega con Rominger, pero Rominger no va a ser un corredor agresivo porque está convencido de que no puede ganar a Induráin y que su principal opción va a ser aprovecharse de los errores de los demás. Juan Fernández no jugará al ataque, pero no dejará ser un enemigo. Y tiene que colocar a Olano, el hombre que le puede garantizar su futuro.

Este Tour español es ahora mismo el núcleo de la carrera. Y ése es un pequeño milagro: el Tour no ha conseguido que Induráin hable francés, pero el ciclismo español sí que ha conseguido que el idioma dominante sea el castellano. Por eso ayer Rominger apenas contestó en alemán a la prensa. Por esa razón, el belga Musseuw, que le acompañaba junto a Olano, se levantó molesto ante la evidencia de que, tras un cuarto de hora de preguntas, ninguna fue para él. Estamos en el Tour de España.

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