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Reportaje:

Johnson comienza a acaparar records

Dieciséis años y nueve meses después, los velocistas negros poseen todas las plusmarcas

Ha caído uno de los récords mundiales más carismáticos que quedaban. Michael Johnson lo ha conseguido. Puso las cosas en su sitio. Los mejores velocistas de todos los tiempos son de raza negra, y en los 200 metros había un blanco, el italiano Pietro Mennea, que hace 16 años tuvo todo a su favor y nada en contra para perpetuar su nombre entre los grandes del atletismo. Johnson ya ha hecho historia. Se lo merecía, entregado a la causa de llevar los límites del hombre hasta límites insospechados.Johnson lleva años siendo el mejor corredor de 200 y 400 metros. No se conformó jamás con ser simplemente un número uno. Se entregó a la causa de hacer compatibles las dos distancias, lo que no tiene precedentes en los en años que van de atletismo moderno.

Así demostró el año pasado que se pueden ganar ambas pruebas en una misma competición, los Mundiales, y quiso ratificar este año su ambición, por lo que pidió al Comité Organizador de los Juegos de Atlanta que hiciera un programa que le permitiera competir en ambas pruebas. Se atendió su ruego. Su desafío era ser el primer hombre que consiguiera simultáneamente los dos títulos olímpicos.

¿Títulos o récords? Ésa era la permanente decisión a la que parecía tener que atender Johnson. Si se prodigaba tanto en la carreras para ganar títulos, no le quedaban fuerzas para atacar las plusmarcas.

Se vio el año pasado durante los Mundiales de Gotemburgo. Estando obligado a correr todos los días, y algunas veces hasta dos veces, para afrontar las eliminatorias, los cuartos de final, las semifinales y la final, nunca llegaba a estar en condiciones de explotar su potencial. Cuando concluía la temporada, sus mejores marcas quedaban siempre rozando los récords.

El primero llegó en las pruebas de selección olímpica de Estados Unidos. Después de haberse ganado un puesto para los 400 metros, con una marca que le separó 11 centésimas del récord mundial, afrontó las carreras de 200 metros.

En las semifinales ya avisó al correr dos centésimas por debajo del récord mundial, 19,70 segundos, pero el excesivo viento a favor anuló la marca. En el estadio de Atlanta sopló en ese momento a 2,7 metros por segundo, cuando el máximo permitido es 2,0. Pietro Mennea había conseguido el récord en mejores condiciones, pero se le había homologado: lo hizo sobre la altitud de México y en una época que los laboratorios de investigación biológica trabajaban en la sombra.

Johnson, después de correr extraoficialmente por debajo del récord, anunció las dificultades que había para conseguirlo: "Hay que tener viento, pero no demasiado porque de lo contrario la marca no vale; tampoco tiene que ser totalmente a favor, porque eso supodría tenerlo ligeramente en contra de la salida. Lo ideal es que fuera un poco lateral".

Demasiadas condiciones para establecerlo el día que todo el mundo estaba pendiente de él. Por eso decidió engañar a todos. Tiene tal margen para correr en situaciones extremas que a poco que las condiciones le ayudaron derribó el récord de Pietro Mennea y lo situó fuera del alcance de cualquier otro humano: 19,66 segundos.

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