La contrarreloj, para el final
La organización del Tour suele adaptarse a las demandas del momento y eso significa que no logra dar con la fórmula que acabe con Miguel Induráin. Salvo el pasado año, cuando pareció aceptar que el quinto Tour del navarro era poco menos que inevitable, suele colocar alguna guinda en el recorrido a modo de aviso para los aspirantes. Naturalmente, el Tour no ha logrado resistirse a una influencia: en esta ocasión, la carrera presenta un aspirante francés, Laurent Jalabert. No se trata de un recorrido a la medida del corredor de la ONCE, pero sí de un trazado que le proporciona alguna ventaja.La variación fundaMental descansa en la inexistencia de una contrarreloj llana antes de la llegada de la montaña. Esa contrarreloj solía permitir a Induráin llegar con ventaja a las primeras cumbres y ejercer allí su peculiar administración de esfuerzos y alianzas. A la semana de carrera, el Tour, llega a los Alpes sin apenas otras incidencias que destacar. Y a la octava etapa una cronoescalada de 30 kilómetros.
Transcurridos los Alpes, el Tour discurrirá por varias jornadas de las denominadas de "media montaña", que constituyen la segunda novedad del recorrido y una especie de homenaje a la ONCE. Es en la "media montaña" donde la ONCE (y Jalabert) están dispuestos a dar espectáculo y a provocar ataques de largo alcance. Finalizada esta fase, los Pirineos, con una etapa cumbre, el 17 de julio, camino de Pamplona, con nada menos que 260 kilómetros de recorrido y cuatro difíciles puertos.
Tres días después, la contrarreloj de Burdeos, de 63,5 kilómetros. Dado el desgaste de fuerzas (y esa es la teoría que maneja la organización) no habrá demasiada diferencia entre especialistas (Induráin) y no especialistas (se supone que Jalabert). La segunda contrarreloj (que en este caso es la primera y única) suele dar lugar a sorpresas y suele responder al estado de la clasificación en esos momentos. Claro está que Francia tiene un amargo precedente con estas etapas supuestamente decisivas: el fracaso de Fignon ante LeMond en la edición de 1989.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.