Atlanta pone el ciclismo en ebullición
El dopaje confirmado de dos corredores franceses y el anunciado de un español auguran tiempos intranquilos antes del Tour
El pasado 3 de mayo la coordinadora médica de la Unión Ciclista Internacional envió una carta a todas las federaciones ciclistas nacionales en la que les advertía: "El nuevo instrumento que se utilizará en Atlanta en el análisis antidopaje será muy preciso. Detectará restos de anabolizantes inyectados hasta un año antes". El aviso, sin embargo, llegó demasiado tarde para que varios corredores franceses pudieran -ponerse a cubierto. El lunes se supo que Philippe Gaumont y Laurent Desbiens habían dado positivo por el anabolizante nandrolona en varias carreras que ganaron en abril y mayo. Los anabolizantes sólo tienen sentido en ciclismo si se toman en invierno. Con ellos aumenta la fuerza y la masa muscular. Gracias a ellos, los corredores pueden soportar más cargas de trabajo en los entrenamientos. Su beneficio se nota, pues, después de dejar de usarlos. Su problema, aparte de sus perjudiciales efectos secundarios, es que en el organismo permanecen sus restos hasta varios meses después. Los usuarios, sin embargo, tenían tomada la medida al asunto. Controlaban dosis y medidas para no dar nunca positivo. La máquina milagrosa de Atlanta, también incorporada recientemente al laboratorio antidopaje de París, ha roto los esquemas. A poco más de una semana para el comienzo del Tour y a un mes justo del inicio de los Juegos de Atlanta, los positivos franceses han convertido en una olla en ebullición el mundo del ciclismo. Corredores y responsables se sienten de repente en tierra de nadie, indefensos en una situación que ya no controlan, con miedo de que cualquier día les toque a ellos el mal trago. "No sabemos por dónde nos pueden venir, no estamos seguros de nada", confesaba ayer el responsable de un equipo español. Un dirigente de la federación española, para añadir motivos de preocupación, anunciaba ayer que existía un "positivo de un equipo español, del Banesto, también por nandrolona". Aunque técnicos del Banesto precisaron que el asunto está en la fase de apelación y que el positivo no tiene nada que ver con el de los ciclistas franceses porque se debió a la aplicación de una pomada nasal y no a una inyección.
El ciclismo se había acostumbrado a vivir en un ambiente de permanente sospecha, pero sin apenas pruebas, con sólo un pequeñísimo porcentaje de positivos. Pero la calma se ha roto definitivamente. "La culpa de todo la tienen los Juegos", dice otro director. "Atlanta no ofrece nada al ciclismo, pero desde que han admitido a los ciclistas profesionales todo son exigencias. Ni el COI ni el consejo quieren ninguna sorpresa desagradable en Atlanta, y menos con la máquina milagrosa por medio". Los controles por sorpresa se han multiplicado. Un plan voluntario de análisis de sangre para intentar discernir la presencia de eritropoyetina se ha puesto en marcha en la Vuelta a Suiza.
Los positivos del Gan son un caso ejemplar. En los últimos años ningún corredor francés había resultado positivo en carreras disputadas en Francia. Ponerse en marcha la nueva máquina, pasar el control de la federación al Ministerio de Deportes y empezar a aparecer en cascada ciclistas dopados, y en el equipo bandera del ciclismo francés, ha sido todo uno. Los corredores afectados, Gaumont -ganador esta temporada por primera vez en su vida de varias carreras- y Desbiens -tras varios años en baja forma ha derrotado éste en una contrarreloj al mismísimo Boardman-, han acusado públicamente y con las recetas de nandrolona en la mano al médico del equipo, Patrick Nédelec. "Poneos esto que no vais a dar positivo", dicen que les dijo en noviembre. El médico, miembro de la comisión antidopaje de la federación francesa y responsable del control en varios Tours, se ha defendido: "Se lo receté por motivos terapéuticos y bajo su enorme presión para que les diera algo que les hiciera ir mejor".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.