La selección llega a Leeds de incógnito

La selección española aterrizó ayer en Leeds (19.00) en el más absoluto sigilo. Ni aficionados, ni periodistas locales se aproximaron al aeropuerto. Tan sólo un comité de recepción en toda regla y después, en el hotel, todo el personal uniformado a la puerta. El Oulton Hall, a 20 minutos de la ciudad, está rodeado por dos campos de golf -una de las grandes pasiones del seleccionador- y un cementerio. El nuevo hogar del grupo de Clemente invita, al mismo tiempo, a reflexionar y concentrarse.Hoy comienza la última fase de preparación para el debú en la Eurocopa, que será el próximo domingo, ante la imprevisible Bulgaria.

Eliminar cualquier resaca liguera y atemperar situaciones de tipo particular como la del atlético Caminero son los objetivos prioritarios del grupo. Se impone el espíritu de colectivo por encima de los asuntos personal. Más que la cuestión psicológica, la incógnita está en conocer la respuesta de los internacionales al plan de preparación. Los entrenamientos se prevén ya más específicos e intensivos.

Clemente entiende que el equipo está respondiendo momentáneamente a sus exigencias y anímicamente se encuentra en un buen punto. La selección es respetada en todos los rincones de Inglaterra e incluso su candidatura al título ha sido bendecida por Bobby Charlton. Tan confiada en sus opciones como la española, está la selección búlgara, que tiene previsto llegar hoy. Los búlgaros andan enredados aún en el asunto de las primas y regulan sus comparecencias ante la prensa.

La selección española viajo con su cocinero habitual, Xabier Arbizu, para poder regular de mejor forma la alimentación. Ha traído lo toneladas de comida, tres de ellas de carne.