El principal dirigente sindical de EE UU dice que aumenta la distancia entre pobres y ricos

Los trabajadores norteamericanos han quedado al margen del crecimiento experimentado por la economía de Estados Unidos en los últimos años. Peor aún, el abismo entre ricos y pobres se ha profundizado. Así opina John Sweeney, presidente de los sindicatos AFL-CIO, quien cree también que la única forma de hacer frente a ese desequilibrio es la de fortalecer las organizaciones sindicales, incorporando a un mayor número de jóvenes, mujeres y miembros de minorías raciales, los sectores más perjudicados por la actual política económica.

John Sweeney considera. que, aunque la Administración de Bill Clinton tiene algunas responsabilidades en los perjuicios que han sufrido los trabajadores, la AFL-CIO, que cuenta con un gran poder económico y una considerable influencia electoral en varios estados, respaldará la candidatura, del actual presidente y de los candidatos demócratas al Congreso en las próximas elecciones de noviembre."Las diferencias se han agudizado en este país. En los últimos 20 años hemos visto un descenso de los salarios, mientras que hemos conocido una buena situación económica, altos beneficios, alta productividad y una exorbitante compensación a los ejecutivos", afirma Sweeney en una entrevista con EL PAÍS y otros diarios europeos.

"En muchas empresas", añade, "los trabajadores no han recibido una justa distribución de los beneficios, pese a que han sido la fuerza determinante en el alto crecimiento de los niveles de productividad".

John Sweeney cree que Bill Clinton ha demostrado últimamente preocupación por esa situación, y por eso la AFL-CIO ha decidido poner todo el peso de una organización con 13 millones de miembros del lado del presidente en su batalla electoral con Bob Dole.

"Se trata de la mayor campaña política que hemos hecho jamás. Es una estructura (electoral) que está actuando desde los niveles más bajos de la sociedad hasta los más altos, con la misión de conseguir la reelección de Clinton, del vicepresidente Al Gore, así como un cambio en el Congreso", actualmente controlado por el Partido Republicano.

John Sweeney, de 61 años de edad, fue elegido presidente de la AFL-CIO en octubre de 1995 con la misión de reconstruir el poder que esa organización tuvo en el pasado y que decayó durante los años ochenta. "Desde los años de Ronald Reagan hemos pasado por momentos muy difíciles. Teníamos que movernos ahora o hubiera sido un auténtico desastre. Realmente tenemos que cambiar nuestro movimiento, y en eso estamos

Cambiarlo significa, en opinión de Sweeney, hacerlo más combativo, más concreto -como demuestra su campaña en favor del aumento del salario mínimo- y con capacidad para atraer nuevos miembros. Actualmente, el porcentaje de trabajadores afiliados a sindicatos en Estados Unidos es del 15%. Sweeney pretende ampliar esa cifra abriendo su organización a los movimientos que considera "aliados naturales".

"Creo que nuestro mayor potencial de crecimiento radica en las mujeres trabajadores, en los jóvenes trabajadores y en las personas de color. Tenemos que educar a nuestros jóvenes trabajadores sobre los beneficios de los sindicatos; perderlos significa perder el tren del futuro".