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El Palau derrite a Estudiantes

El Barcelona manejó el primer partido con una facilidad imprevista

Robert Álvarez

El Barcelona agarró la semifinal por el cuello y Estudiantes se derritió de forma imprevista. El equipo estudiantil no soportó el perfil de un partido que empezó bien pero del que fue perdiendo el hilo a medida que Herreros fue diluyéndose y que fue equivocando la resolución individual de una labor colectiva con el sálvese quien pueda que acabaron, esgrimiendo sus jugadores. El arsenal del Barcelona acabó agobiando a Estudiantes. El equipo azulgrana, del que siempre han tirado sus extranjeros, fue sostenido en los momentos más críticos de ayer por sus jugadores nacionales. El resultado fue un primer partido con tamaña desigualdad que amenaza la anunciada emoción de la serie.Estudiantes y Barcelona eligieron las mismas armas. Pusieron sus cuentarrevoluciones y apelaron al instinto primario y más natural del baloncesto: rebote y tiro, sin un respiro. Los pívots sufrieron lo suyo para aguantar el trasiego. A los dos minutos sus bufidos competían con el chasquido de los frenazos de bases y aleros Middleton y Godfread no se acoplaron al ritmo de los acontecimientos hasta los minutos finales del primer tiempo. Estudiantes lo aprovechó para marcar alguna ventaja (12-16). José Vicente Hernández optó por alinear de entrada a Carlos Jiménez y encomendarle la misión de frenar a Karnisovas. El lituano le mostró incómodo.

El Barcelona recurrió a los triples y arregló sus problemas en el rebote defensivo con la puesta en acción de Ferran. El equipo azulgrana contestó a Estudiantes con machaconería. El Palau se convirtió por momentos en una pista de eslalom. No había transición. Del rebote se pasaba a un esprint que acababa con lanzamiento. El trote fue infernal y en el trasiego resplandeció la decisión de Fernández, Andreu y Bosch. El Barcelona arrancó con un parcial de 9-0 que situó el marcador en 18-16 y fue estabilizando su superioridad hasta llegar a nueve puntos de renta (48-39). Estudiantes pagó el tributo de las ocasionales ausencias de Herreros y de Mijailov, éste a causa de la brecha en una ceja en la lucha por un rebote.

Pero el partido dio los tumbos que permitía presumir su tinte ofensivo. Estudiantes estuvo a punto de devolverle el parcial (0-7) que le había infligido el Barcelona en el arranque de la segunda mitad. Azofra y Herreros perdieron la doble posibilidad de poner por delante a Estudiantes. El Barcelona volvió a sobrevolar el partido, pese a que su estrella Karnisovas quedó al margen de la forma en que acostumbra a hacerlo, cometiendo, una absurda cuarta falta personal cuando sólo habían transcurrido un par de minutos del segundo tiempo. En ese momento, cuando peor lo pasaba el Barcelona, cuando Estudiantes llegó a empatar a 55 puntos, se erigió como redentor del equipo azulgrana Xavi Fernández. El paso al frente del alero cuando los suyos necesitan un voluntario le convierte en una pieza única. Es en esos momentos cuando su obstinación no parece tener fin. Fernández carga el fusil y es tan capaz de desafiar penetrando en la más tupida de las defensas como de ganarse posiciones de tiro exterior, preferentemente desde más allá de la línea de 6,25 metros, que casi nunca desperdicia. Su eclosión coincidió, además, con el ocaso de Herreros y ausencias inexplicablemente prolongadas de Mijailov. El partido quedó decantado (74-61) y Estudiantes llegó entregado al final.

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Sobre la firma

Robert Álvarez
Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona, se incorporó a EL PAÍS en 1988. Anteriormente trabajó en La Hoja del Lunes, El Noticiero Universal y el diari Avui.

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