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Reportaje:BALONCESTO: NBA

Pat Riley, el ganador nato

El hoy técnico-manager-propietario clasificó a Miami para la fase final

No hay duda: Pat Riley es un ganador nato y un perfeccionista compulsivo. Esta temporada, por primera vez en su carrera, Riley se ha visto al frente de un equipo, los Heat de Miami, nada acostumbrados a ganar y con habituales actitudes perdedoras. Transcurridos seis meses desde la llegada de Pat Riley, los Heat se han clasificado para los play offs."El éxito nunca es definitivo", acostumbra a decir el técnico de los Heat, utilizando una frase de Winston Churchill. Esa frase es más que apropiada en Miami. Cuando Riley decidió cambiar el paraíso victorioso de Los Angeles y el precioso proyecto de Nueva York por el calor de Florida, se encontró con un equipo que nunca había ganado más de 42 partidos en ocho temporadas.

Por primera vez en su vida profesional, el entrenador más victorioso se ha enfrentado a la posibilidad tangible de perder. En esas circunstancias emerge el Riley psicólogo y experto conferenciante en temas de motivación: "En el momento en que empiezas a hablar de lo que vas a hacer si pierdes, ya has perdido".

Sin jugadores del calibre de Magic, Jabbar, Worthy, Ewing o Starks, Riley ha intentado inculcar en sus hombres el concepto de equipo. Para conseguirlo, el entrenador ha utilizado su receta habitual: trabajo muy duro y máximo nivel de exigencia, Además hecho a su manera, sin ninguna excepción. En los Heat, ese nivel de trabajo provocó que algunos de sus jugadores no respondieran durante el primer tercio de la temporada. De modo que Riley decidió cambiar más de medio equipo y recomenzar el proyecto a mitad de campaña. Sus jugadores actuales tienen una fe ciega en su jefe. El apoyo es total Y sin grietas. El proyecto está ahora en reconstrucción.

Riley firmó con Miami un contrato, de cinco años y 15 millones de dólares (cerca de 1.900 millones de pesetas), tiene parte de la propiedad del club y es el responsable absoluto en la parcela técnica. En Miami nadie se queja de esa situación. Con su historial victorioso y con el. permiso de los propietarios para hacer y deshacer según su criterio, Riley disfruta de una situación envidiable para sus colegas. En Miami no hay dudas: Riley es el jefe supremo. Sus entrenamientos son, como siempre, muy largos y muy estructurados. Dicen, quienes acuden periódicamente a ellos, que se puede oír. un alfiler caer al suelo cuando habla él. Riley lo tiene escrito en el vestuario y nadie lo puede borrar: "Si puedes soñarlo, puedes conseguirlo".

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