Checa ya suena bien en el Mundial
Todavía sudoroso, Carlos Checa atendió a la prensa internacional tras colocarse en la primera fila de la parrilla de salida para el reciente Gran Premio de Indonesia. Un veterano periodista inglés le preguntó si a él, que sólo lleva siete carreras en la categoría reina del Mundial, le producía respeto correr tan cerca de pilotos consagrados como Doolian y Cadalora. Checa, que entiende el inglés, pidió la traducción, seguramente para tener más tiempo para estudiar la respuesta. "En la pista no hay tiempo para leer los nombres Carlos Checa. de los otros", contestó.Así es la nueva perla del motociclismo español. Su inocencia le hace descarado. Es un pillo con cara de ángel y una condición física insuperable. No esconde su ambición: "Engañaría a todos, y sobre todo a mí mismo, si dijera que no quiero ser campeón del mundo. Mentiría si no reconociera mi objetivo", revela sin rodeos este joven piloto nacido en Sant Fruitós de Bages (Barcelona) hace 23 años.
Llegó al Mundial en 1993, se consagró como privado en 250 y tuvo su gran oportunidad cuando le fichó Sito Pons. El accidente de Alberto Puig le puso de sopetón. a lomos de una de las poderosas Honda oficiales de 500cc. Y supo aprovechar el reto definitivo. En. su quinta carrera, lideró el Gran Premio de Cataluña hasta que se cayó. Y el veterano periodista inglés dejó de preguntar a sus colegas españoles por la pronunciación del apellido Checa. Ahora ya le llama por su nombre. Han transcurrido sólo dos. grandes premios de 1996 y ya ha visitado el cajón -fue tercero en Malaisia- es cuarto del campeonato.
Checa partió en los pronósticos como tercer hombre de la potente representación española en 500, por detrás de Álex Crivillé y de Alberto Puig. Ha superado a ambos y ha sorprendido. A todos menos a su jefe, Sito Pons, que repite: "Este chico llegará lejos". Ya lo ha hecho, y eso que sólo ha cubierto medio camino. Pero ya está lejos del tractor de su abuelo, al que todavía le gusta subir de vez en cuando. Y volverá aunque logre pronto su objetivo inminente: ganar un gran premio de 500. Checa es así de sencillo. Así de tierno.
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