_
_
_
_
_
NECROLÓGICAS

Ben Johnson, actor de filmes del Oeste

Ben Johnson, una de las caras más familiares que se han paseado por el western, murió el lunes pasado a la edad de 77 años (Pawhuska, Oklahoma, 1919). Un ataque al corazón segó la vida del actor protegido, quizás eclipsado, por dos de las bestias sagradas del género: Ford Wayne. Tres padrinos (1949), La legión invencible (1950) o Río Grande (1951) fueron algunos de los filmes en los que participó en compañía de los dos John, el director y el actor.Su fama de consumado jinete -fue campeón de rodeo y especialista antes que actor- le llevó a participar en otras de las películas del Lejano Oeste más pegadas a la memoria reciente. Raíces profundas (George Stevens, 1953), Grupo salvaje (Sam Peckinpah, 1969) o algunos de los capítulos de la serie Bonanza terminaron de hacer de él el eterno secundario de lujo para lucir su envergadura y buenas maneras delante de un caballo. De hecho, su primer papel en Hollywood, de la mano de Howard Hughes en 1943, fue como entrenador de caballos en Outlaw.

Sin embargo, el reconocimiento a su labor interpretativa vendría merced a un filme que se aleja de la pauta seguida en la mayoría de sus cerca de trescientos trabajos: su papel como Sam, un esmerado tendero y único defensor del disminuido mental que frecuenta su establecimiento, en La última película (1972) de Peter Bogdanovich. Su conmovedor trabajo le valió un oscar.

Un premio que nunca hubiera conseguido de seguir su primer impulso apenas recibido el guión de la cinta. "Es lo peor que he leído en mi vida", fue su gráfica exclamación después de hojear el texto que hablaba de un pueblo del profundo Estados Unidos atado a sus miserias. Según reconoció con posterioridad, John Ford se encargaría de quitarle de la cabeza tan peregrina opinión-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_