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FÚTBOL 34ª JORNADA DE LIGA

Mucha agua y poco fútbol

El Athletic encuentra alivio con un empate sin goles en Riazor

Xosé Hermida

El Athletic encontró un ligero alivio en medio del drama que se cuece en San Mamés. Bajo un diluvio, los bilbaínos atraparon en Riazor un empate sin goles de más valor anímico que estadístico. La inundación de la pradera coruñesa dejó a los dos equipos sin respuestas futbolísticas. En la primera parte, el Deportivo fue el mismo equipo caritativo para los rivales en apuros que se ha dejado este año un reguero de puntos en su propio estadio. Tan a la deriva anduvieron los coruñeses que hasta dió la impresión de que el Athletic podría vivir una noche de esperanza. El Deportivo acabó reaccionando en la segunda parte, pero entonces volvió a demostrar que si no se enciende la luz de Bebeto, cualquier defensa organizada se convierte para los blanquiazules en un obstáculo imposible.Campo encharcado y dos equipos norteños frente a frente: el escenario ideal para una batalla de otra época, un choque musculoso con metros cúbicos de sudor saplicando el agua y misiles de todas las clases bombardeando las áreas. Pero afortunadamente los tiempos han cambiado. Tras un breve y funesto ensayo de regreso a la prehistoria, el Athletic de Amorrortu ha recuperado a buenos jugadores como Urrutia y Allkiza y con ellos el criterio estético que le acompañó siempre en la etapa de Heynckes. El Deportivo no está para epopeyas ni derroches físicos y su relación con la pelota sigue siendo lo más salvable de un conjunto desnortado. Bajo estas premisas, si bien el agua condicionó el desarrollo del juego no tanto como para rememorar imágenes míticas. Fue de agradecer que los dos equipos resistiesen la tentación del pelotazo, aunque tampoco les hubiese sobrado una actitud algo más guerrillera.

El Athletic ofreció síntomas de mejoría. En realidad, la primera parte fue suya ante un Deportivo atrapado en ese ritmo moroso que ha vulgarizado su juego. Urrutia y Carlos García se adueñaron de la sala de maridos hasta dejar inerme al centro del campo coruñés. Sin embargo, los rojiblancos sólo frecuentaron las zonas sensibles del Deportivo las veces que Guerrero logró atrapar el hilo y tirar pases diagonales a las bandas. En punta, el joven Bolo se estrelló con reiteiración ante los curtidos centrales blanquiazules. Así y todo, Carlos García desaprovechó la mejor ocasión de toda la primera parte enviando fuera, un cabezazo a un par de metros de la portería.

Toshack atenuó el descosido metiéndole kilos al equipo. Entraron Radchenko y Viqueira, este último para instalarse junto a Donato y ayudarle a salir airoso de su naufragio. Luego también se incorporó David, el eterno recurso para los malos momentos. Al fin el Deportivo se hizo con el timón y recuperó pujanza y velocidad. Empezó la segunda parte a toque de corneta hasta acabar encarcelando al Athletic. Los de Amorrortu tuvieron la virtud de no descomponerse en defensa y el defecto de capitular completamente ante la enérgica reacción del Deportivo. El Athletic se deshizo del balón, se aposentó en su área y el partido derivó hacía el tono impetuoso que hacía presagiar el césped.

La corajuda ofensiva del Deportivo fue disolviéndose poco a poco entre los charcos. A Toshack no le respondió ni uno sólo de sus hombres clave: Fran siguió paseando el mismo semblante deprimido que. muestra desde hace meses, Bebeto se dedicó a los córners y las faltas y la endiablada velocidad de David se estrelló ante el amurallamiento vasco. Poco más hicieron los coruñeses que poner a prueba la capacidad de sufrimiento de un rival sentado al pie del cadalso. Pero otra vez dieron la impresión de ser un equipo que funciona sólo por rachas, con un discurso general bastante estéril e inconsistente.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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