'Alucine' emitirá trece películas de la factoría Hammer
Desde el Drácula expresionista de sombra eterna en la piel de Max Schreck (Nosferatu, el vampiro, 1922, de Friedrich W. Murnau), al cibervampiro interpretado por Gary Oldman en la versión de Coppola (Drácula de Bram Stoker, 1992), dos príncipes de las tinieblas han ocupado el panorama del horror de mesa camilla: el aristocrático gesto ampuloso de Bela Lugosi (Drácula, 1931, de Tod Browning) y el barroco color chillón, cerca de los más destilados ritmos ye-yes, en manos de Chistopher Lee (Dracula, 1958, de T. Fisher).De los dos últimos, al primero le corresponde el privilegio de ser el clásico de blanco y negro para disfrute de los más entregados. El segundo, por el contrario, es el despachado fabricante de los horrores más groseramente simpáticos de la década de los cincuenta y sesenta. Su inventor tiene el nombre de una fábrica mítica de escalofríos: la Hammer. La 2 llevará a la pantalla un ciclo de esta productora a partir de abril en el espacio de los sábados Alucíne.
Terence Fisher en la dirección; Peter Cushing y el mentado Lee dando vida a todos los Frankensteins, diablos, zombies y momias que se tercien, y, en la trastienda, la fotografia de Jack Asher o la escenografía de Jimmy Sangster crearon un estilo que determinó el género en la segunda mitad de siglo.
Después de unos comienzos erráticos entre el cortometraje de relleno, el thriller y la ciencia-ficción, el éxito llegaría a la casa Hammer con el terror. En 1957 La maldición de Frankenstein descubre una nueva forma de tintar la sangre de rojo explosivo a la vez que se empiezan a mostrar los erotismos ocultos de una buena mordida en el cuello. El cine fantástico producido por la Universal en los treinta y cuarenta vive una completa revolución en manos de estos adoradores del bajo presupuesto.
La 2 incluye en su ciclo 13 cintas que abundan en el periodo que se extiende desde mediados de los sesenta a las decadencias de la década siguiente. De los títulos más sorprendentemente geniales del grupo, sólo se incluyen dos películas: la citada reelaboración de Frankenstein y La momia de 1959. El resto es una complicada ensalada de lo más tópico de la productora que va desde el surrealista amour fou de, otra vez, Frankenstein creó la mujer a la penosa mezcla de horror y artes marciales en Kung Fu contra los 7 vampiros de oro. De por medio, Raquel Welch en Hace un millón de años y la más entrañable exhibición del mejor y patético de los horrores.
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