La agonía se prolonga

Los días de angustia dominados por la sombra creciente del descenso no han acabado. El Getafe recibió ayer una puñalada en forma de gol cuando el partido se extinguía, en el minuto 90. Y respondió, desde el suelo, con un cabezazo de Pedro. Pero sólo fue un alarde de garra: el equipo de Luis Ángel Duque tomó hace tiempo la senda que le conduce a Segunda B. Aunque las matemáticas todavía pueden dar lugar a la fantasía, todo parece decidido. Con el empate de ayer nadie se salva: la agonía continúa.El campo de Las Margaritas fenece. El fondo de los ultras está vacío y los pocos que quedan siguen el partido sentados. Las pancartas están mal colgadas, como a media asta. En las gradas se puede ver a los chavales botando un balón de baloncesto, de espaldas al juego. ¿No quedan ídolos a quien imitar? Las Margaritas es hoy un campo aburrido, descreído. Y cada vez quedan menos espectadores dispuestos a esperar un milagro. El fútbol de patada a seguir, el que practica el Getafe, debe estar estimulando la imaginación de la parroquia local: hay que considerar otras opciones de ocio para los domingos por la mañana.

Media plantilla ha perdido la fe. El Getafe se dejó llevar ayer por el partido, no lo condujo en ningún momento. Teniendo en cuenta que el Almería no se parece en nada al Ajax, el choque resultó escasamente espectacular. El Almería marcó en el primer periodo y el Getafe se retiró a la ducha entre silbidos. El triple cambio de Duque para la segunda parte sirvió de poco: el Almería dominó aún más. Sin brillo, pero dominó. El fruto fue el golazo de Jon Bakero. Y la garra de Rafita y Pedro, la respuesta del que se sabe condenado a volver a los sótanos de la Segunda B.