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Fokker quiebra ante la imposibilidad de encontrar comprador

La empresa de construcciones aeronáuticas Fokker, el buque insignia de la industria holandesa con casi ochenta años de historia, ha perdido la última batalla. Tras más de siete semanas de búsqueda para encontrar un comprador, su presidente, Ben van Schaik, reconoció ayer que no había futuro posible y declaró en quiebra las tres divisiones principales de la compañía. Hoy, cerca de seis mil trabajadores recibirán la carta de despido, lo que constituye una de las mayores pérdidas colectivas de puestos de trabajo de la historia de Holanda.

Fokker estaba abocada al cierre desde fines del mes de enero pasado cuando la empresa alemana Daimler-Benz, que detenta el 31,5% de las acciones, anunció el fin de la ayuda financiera. "Hemos luchado hasta el final", aseguró Ben van Schaik, visiblemente afectado, cuando compareció ante los medios de comunicación. Pero la toma de la decisión, que se retrasó hasta el último momento posible, era ya inevitable. Las tres divisiones ahora en quiebra, la sede central, las oficinas de planificación y desarrollo y los talleres de construcción se habían declarado semanas atrás en suspensión de pagos, medida que ayer llegaba al fin de su plazo legal, sin que se hubiera logrado un acuerdo con ninguno de los candidatos potenciales para la compra parcial o total de la empresa.Desde que el gigante alemán abandonó a Fokker a su suerte, ni la dirección de la empresa ni los sindicatos, ni el mismo Gobierno holandés han descansado en la búsqueda de soluciones que, finalmente, no han llegado. Durante días se sucedieron los rumores por el interés de empresas como la china Avic, la británica British Aerospace, Aerospace Corp, de Taiwan, o el consorcio canadiense Bombardier, siempre seguidos de desmentidos o de anuncios de rupturas en las negociaciones. Hasta la madrugada de ayer no se habían perdido las esperanzas mantenidas por los contactos con la surcoreana Samsung, que se esfumaron finalmente con un evasivo fax recibido en Holanda cerca de las seis de la madrugada.

Aunque la parte más importante ne Fokker desaparece, con las filiales que tienen asegurada su posición en el mercado nacerá una nueva empresa bajo el nombre de Fokker Aviation. La nueva compañía incluirá la filial espacial Fokker Space, la militar Fokker Elmo, la unidad de componentes electrónicos Fokker Special Products, y la unidad de mantenimiento de aviones ya construidos y vendidos Fokker Aircraft. Todos estos segmentos apenas emplean en total a poco más de 20.000 trabajadores que no habían sido incluidos en la suspensión de pagos, declarada el 23 de enero pasado.

Fokker, que empezó a registrar grandes pérdidas en 1992, no ha podido hacer frente a la debilidad del dólar, moneda en la que se pagan las transacciones aeronáuticas y al debilitamiento que se produjo en el sector tras la guerra del Golfo. La empresa mantiene además altos costes que a pesar, de sucesivas reestructuraciones no ha logrado reducir suficientemente.

La quiebra de las unidades de producción dejará 5.664 empleados en la calle que, según ha explicado el presidente de la compañía, recibirán su salario hasta el 22 de marzo. Van Schaik aseguró que la empresa no cuenta con los fondos suficientes para aplicar un plan social. Unos 350 quedarán en suspenso hasta que se termine la construcción de 70 naves que todavía deben ser entregadas. Ninguno de los clientes que había hecho pedido ha anulado su orden de compra", aseguró Van Schaik.

Pero el impacto social no se reduce a Holanda. En el norte de Irlanda peligran 1.500 empleos de la constructora Shorts, que provee anualmente de unos 40 pares de alas para los Fokker 70 y 100. El cierre podría también afectar a 600 empleados de la matriz Dasa.

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