Roberto Parra, la reencarnacion de Coe
Las cualidades del joven atleta le muestran como un talento sin precedentes
Había que dar una vuelta al colegio público Gerardo Martínez, de Socuéllamos (Ciudad Real), unos 800 metros, y Roberto Parra apareció por la esquina en cuestión de minutos. José Luis Carbonell, el profesor, miró el reloj y dedujo que el chavalín -8 años por aquel entonces-, había hecho trampa. ¿Pero por dónde había atajado? Como no se hubiera escondido cerca de la llegada antes de salir, imposible. "¡Que no, que no, de verdad, profe, que no he hecho trampa, que he salido con todos!". Demasiada insistencia la del chico como para que mintiera. José Luis Carbonell, que no era entrenador de atletismo, sino entusiasta de una buena educación física, comenzó a observar a Roberto. No había quien le cogiera en los recreos. Acabó convencido de que el chaval realmente no había hecho trampa en aquella prueba; se trataba de un superdotado. Así que un buen día se presentó en la casa de Roberto y dijo a sus padres: "Tienen un auténtico fenómeno; puede ser todo un campeón en el atletismo. Ustedes ve rán. Si quieren, yo le puedo incluir en el equipo de los que corren y comenzar a entrenarle". No hubo mayores problemas. Roberto tampoco se opuso: "Qué iba a decir yo? Era muy malo jugando al fútbol y al baloncesto; corriendo, en cambió, siempre ganaba".
Once años después la historia continúa repitiéndose. Roberto Parra se presentó en los Campeonatos de España absolutos, en San Sebastián, ante los rivales más experimentados y laureados de los 800 metros y les dejó a todos atrás en cuanto quiso. En los Campeonatos de Europa se volvió a repetir la experiencia.
"Lo que me deja asombrado", cuenta su entrenador, Martín Velasco, "es que es capaz de correr con idéntica maestría carreras bien diferentes. En las semifinales hay que dominar a los rivales y los domina; en las finales hay que plantarles cara y se les planta. Le da igual el ritmo y la estrategia. Lo que hace es impresionante y fuera del alcance de cualquier atleta que sólo se precie de bueno".
Roberto Parra, con sus 19 años, ha ido acumulando mucha experiencia en este tiempo. Ha pasado por todos los peldaños. Fue campeón provincial, de España, plusmarquista, asiduo a la carrera popular de Canillejas, en Madrid, donde entre 10.000 participantes siempre llegaba entre los primeros, incluso campeón de Europa júnior el año pasado. Sin embargo, se le ve correr y es evidente que aún no ha alcanzado su techo. Por lo pronto, impresiona su talla. Alto, delgado pero nada esquelético y armonioso. Cuando empieza a correr, se desliza. La frecuencia con que activa las piernas no le crispa en absoluto, al contrario, ofrece siempre la impresión de que va a medio gas. De repente, iplas, plas, plas! y se pone a mil por hora. Y, sin embargo, sigue dando la sensación de que puede aún ir más deprisa. Es la reencarnación de Coe.
Su entrenador sólo tiene una palabra para definir esta forma de correr: "clase". Pero sólo con la clase, es decir, un estilo impecable, elegante y fácil, hasta las figuras más prestigiadas se acaban desvaneciendo. Martín Velasco apunta más cualidades en Roberto Parra: "Componente sicológico y táctico muy fuertes. Posibilidades de mejora, enormes. Puede alargar la zancada. Lo que hace ahora es ahorrar energía, porque cuanto menos gaste, mejor". Parra vive en una residencia en Toledo, becado por la Junta de Castilla-La Mancha, y reconoce que le queda mucho tiempo libre, que aprovecha para leer, ir al cine y, descansar.
Tras realizar su presentación en la alta competición nacional, la prensa internacional ha descubierto al nuevo Coe. "Compararme con él me parece una osadía", dice Parra. "Nos podemos parecer en la zancada o en que los dos ahorramos tiempo durante la carrera, pero él lo fue todo y yo no soy nadie". Martín Velásco sí sueña, en cambio, con estar entrenando al futuro Coe español: "Parra puede ser tan bueno en los 800 metros como en los 1.500, al estilo de los más grandes campeones que haya habido en el atletismo".
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