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El Albacete se condena ante el Rayo

El Equipo de Marcos sacó provecho de sus zarpazos

El difícil equilibrio sobre el alambre del modesto Alba en su caminar por la élite futbolística se complicó ayer al condenarse ante a un rival directo, el Rayo Vallecano de Marcos.Y es que el Albacete, privado por sanción de sus dos cabezas pensantes, Zalazar y Jesús, no encontró director e hizo abuso del músculo, olvidándose del cerebro; pues el croata Bjelica, nombrado por Floro para llevar la batuta, dimitió de tal encargo y se perdió en su propia espesura y en la de la presión rayista.

Los madrileños se emplearon con orden y cicatería creadora, tipo Juventus; algo justificable en un modesto, y se limitaron, agazapados, a aprovechar los despistes defensivos de su rival para llevarse un triunfo que puede ser fundamental en su devenir por la Liga.

Marcos envió de náufrago en punta a Onésimo, apoyado metros atrás por Aquino y Barla en las bandas, y con Ezequiel Castillo de jefe de operaciones, casi siempre destructivas. Frente a ellos, Floro dispuso en punta un trío: Ortega, un lateral reconvertido en carrilero; un espesísimo Pedro Riesco y el supercombativo Luna. Pero en las calderas sólo Josico apuntaba. buen criterio.

Aun así, la banda izquierda funcionó a ráfagas y por ahí se fraguó el penalti, tras el cual los rayistas adelantaron sus líneas y la presión para, desespero del confuso centro del campo blanco, más dotado ara la destrucción que para el arte.

De todas maneras, en dos destellos al contraataque pudieron los manchegos fulminar el resultado, pero Coco y Riesco perdonaron. Lo que no hizo minutos después en un pase largo. y sin peligro aparente Aquino, que se aprovechó de la pasividad de la defensa y fusilé a su ex compañero Balaguer.

El segundo agujero defensivo no tardó en llegar y a partir de ahí el fútbol desapareció, porque el Rayo montó el autobús atrás."

Sólo hubo al final una polémica anulación de un gol a Coco, tras recoger un rechace al larguero de Josico, por supuesta falta atacante: el peligro que pitan los. colegiados. Un triste y desolador balance, como el término del partido.

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