Francisco Tomás y Valiente
Mantener la mente despejada y la cabeza fría no es un ejercicio baladí. Reclamar entereza de ánimo y moderación, mucha moderación y mucho saber estar, no es acudir a las frases huecas. La canalla vil, una jauría descerebrada que siembra el terror con la facilidad con la que un alumno puede entrar en el despacho de un profesor de facultad, quiere exacerbar, crispar. Le interesa que la ciudadanía civilizada exija de sus gobernantes y fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado acciones drásticas, contundentes. Se alimentan de la represión. Sin mártires no tienen argumentos con que reclutar asesinos, y en periodo electoral saben cómo favorecer los posicionamientos que desde la radicalidad bien pueden nutrirse de un amplio apoyo en las urnas. Por la memoria de un pilar intelectual en el más venerable sentido de la palabra, por la grandeza de Francisco Tomás y Valiente, por el respeto que nos merece la dedicación al saber y al pensar en y por la democracia, no dejemos que la ira manche de sangre las urnas.-
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