'Holíday on íce'
La afición alemana padecía el síndrome de abstinencia de Bundesliga, tras dos meses de pausa invernal, amenizada con abrumadoras retransmisiones de ese sucedáneo que responde al nombre de fútbol sala. El mono sólo pudo satisfacerse a medias en un frustrante inicio de la segunda vuelta: en vez de Bundesliga, se ofreció Holiday on ice. De salida cuatro partidos se suspendieron, porque todavía no se ha descubierto la fórmula para jugar al fútbol con patines. En los dos o tres campos que disponen de calefacción para el césped todavía se pudo contemplar alguna que otra jugada. En el resto, las otrora verdes praderas eran auténticas pistas para practicar el fútbol sobre hielo, una variante que podría ser reconocida por la FIFA. La Federación Alemana de Fútbol (DFB) podría considerarse como madre de la patente de este nuevo deporte con su aberrante decisión de introducir una pausa de dos meses en la Bundesliga a principios de diciembre, a fines de otoño, y reanudar la competición en febrero, en pleno invierno.El fútbol sobre hielo se juega sobre una pradera blanca y helada. Las rayas de las áreas se consiguen a base de picar hielo hasta dejar unas líneas oscuras y el pelotón tiene que ser de color rojo, para poder distinguirlo cuando rueda sobre lo que debería ser una pradera. En los partidos de fútbol sobre hielo el entrenador pasa a un segundo plano y adquiere protagonismo el utillero. Lo importante, no es si se juega con una defensa en línea de cuatro hombres, o con dos centrales y un libero, sino el calzado de los futbolistas. La elección del utillero entre jugar con tacos o con zapatillas decide sobre la mayor o menor adherencia a la cancha y ahí puede residir la clave de un partido. La táctica que se practica en estos partidos es la misma que hace ya muchos años aplicaba un entrenador del Sporting de Gijón, cuando estaba embarrado El Molinón: el bómbiala. Aquel entrenador ordenada a los esforzados atletas del once local: "¡Tú, bómbiala!", o sea bombéala. En el fútbol sobre hielo de este fin de semana, la táctica consistió en bombear balones sobre el área y ¡al que Dios se la dé, san Pedro se la bendiga! Como botón de muestra: el Karlsruhe-Frankfort concluyó con empate a uno, gracias a dos espléndidos goles en propia puerta.
A pesar de todo, la afición se mantiene inasequible al desaliento y llenó hasta los topes tres estadios de los cinco donde se jugaron partidos. No cabe duda de que había mono de Bundesliga. En las gradas del Volksparkstadion de Hamburgo cientos de voluntarios se entregaron con entusiasmo a la tarea de arrancar el hielo de las gradas, para poder contemplar el choque cumbre de la jornada: Hamburgo-Bayem Múnich. ¡Demasiado esfuerzo para el fútbol sobre hielo!
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